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Todas las finales conducen a Roma

Cita con la historia. Protagonistas de las cinco finales de la Copa de Europa disputadas por los azulgrana narran sus experiencias

RUT VILAR

Estaba convencido de que entraría al campo tras el descanso, pero miré hacia el túnel y vi que salían del vestuario los mismos once. Míster, ¿qué?, le pregunté a Venables. Siga calentando, me dijo. Y si algo estaba, era caliente. El día antes de la final, Terry [Venables] me sorprendió: no iba e ser titular. Pero esté preparado para salir en cualquier momento, me dijo el míster. Me dejó destrozado. Después de marcar los tres goles contra el Göteborg en las semifinales, no estaba en el once de Sevilla. Me tuvo corriendo por la banda hasta la segunda parte de la prórroga. En mi vida había calentado tanto. Cuando llegaron los penaltis, hubo escampada. Venables me preguntó si quería lanzar y yo asentí. Le tendría que haber dicho que lo tirara su madre. La verdad es que, mentalmente, no estaba en las mejores condiciones; le tendría que haber dicho que no. De la final de Sevilla [Barça-Steaua, 0-0], sólo tengo recuerdos horribles'.

Ángel, Pichi, Alonso rememora la final de la Copa de Europa que el Barcelona disputó ante el Steaua de Bucarest en 1986 como si fuera ayer. Seguramente, la final de Sevilla significa, todavía, el mayor mazazo de la historia para el barcelonismo. 'La gente estaba ilusionadísma, fue una tragedia', evoca Gerardo, lateral de aquel equipo. Al Barcelona se le escapaba la Copa de Europa en la tanda de penaltis (0-2).

'Esa semana también perdimos la final de la Copa del Rey contra el Zaragoza, quizá porque nos centramos totalmente en la Copa de Europa', recuerda el zaguero. 'La sensación antes de jugar era de que el partido ya estaba ganado. Casi no conocíamos al Steaua y llegábamos de eliminar a grandes rivales [Oporto, Juventus, Göteborg]. Nos confiamos: ya marcaremos, ya marcaremos..., decíamos, y no marcamos. Para ellos la única opción pasaba por los penaltis y aguantaron hasta ahí'.

'Pasaban los minutos y el tiempo jugaba en nuestra contra tercia Pep Moratalla; llegamos al final con demasiada ansiedad. Luego, en los penaltis, teníamos tanta presión, tanta obligación y ellos tan poco que perder', concluye el ex azulgrana.

'De ese partido sacamos la experiencia de que en una final no gana el favorito; en una final puede pasar cualquier cosa', coinciden los tres. Una teoría a la que se apuntan Ramallets y Luis Suárez, protagonistas de la primera final de la Copa de Europa del Barcelona 1961. 'El recuerdo de esa final de Berna [Benfica-Barça, 3-2] es muy malo. El Benfica nos llegó cuatro veces y nos metieron tres, mientras que nosotros hicimos cinco o seis palos y nada', rememora el Gato de Maracaná, fatídico protagonista del encuentro al encajar uno de los goles por culpa del sol, que le deslumbró.

'Sin querer faltar al respeto a nadie, esa final se jugó en un campo de Segunda o Tercera división. Todavía tenía los palos de las porterías cuadrados y luego la UEFA obligó a cambiarlos en todos los estadios', se queja el portero. 'Sin desmerecer al Benfica, éramos un equipo muy superior, pero en fútbol no siempre gana el mejor', abunda Ramallets.

'Jugamos un partido muy bueno', destaca Luis Suárez. 'Yo he disputado tres finales de la Copa de Europa, la de Berna con el Barça y dos más con el Inter que gané ante Madrid y Benfica; pues de las tres, la que más merecía ganar fue la del Barça. Fue un partido extrañísimo', rememora.

'Hubo un disparo de Evaristo con 3-2, que rebotó primero en un palo, luego en el otro, para que al final la cogiera Costa Pereira', insiste. 'Si el rival merece más que tú y te gana, te quedas más tranquilo, pero por cómo se desarrolló, nos quedamos fatal. Ese equipo se merecía tener ese broche de oro para culminar todo lo bueno que hicimos', reivindica Suárez.

No fue hasta 1992 cuando llegó la primera Copa de Europa al club azulgrana. 'De la final de Wembley [Barça-Sampdoria, 1-0], lo recuerdo todo ', dice Guardiola. 'Las charlas en el hotel, el entrenamiento del día anterior, el camino en autocar hacia el estadio... De una cita así se recuerdan muchas más cosas que no de otros partidos', reconoce Pep.

'El gol de Ronald [Koeman]', apostilla Julio Salinas. 'Recuerdo el tanto, la celebración saltando la valla que separaba el banquillo del campo, porque Johan [Cruyff] ya me había cambiado... Los nervios de los días antes del partido, cuando ya sabía que sería titular y, luego, del encuentro, una jugada en que regateo a dos o tres futbolistas del Samp-doria [Vierchowod, Bonetti y Mannini], me caigo, me levanto, empalmo un chut y... paradón de su portero, Pagliuca; ese podía haber sido mi gol', sentencia el ex-delantero azulgrana.

'Tras la final, no pude dormir más de media hora consecutiva', suele recordar Ronald Koeman. 'El recibimiento en Barcelona fue el no va más', recuerda el goleador de Wembley. Más de un millón de personas tomaron el 21 de mayo de 1992 las calles de la Ciudad Condal para recibir al equipo a su regreso de Londres.

'A Wembley llegamos muy concentrados, no podíamos desperdiciar la oportunidad de ganar la primera Copa de Europa para el club', media Bakero. 'Eso nos faltó en Atenas [Milan, 4-Barcelona, 0]', afirma el 6. 'Desde el principio, los jugadores del Milan estuvieron mucho más intensos y agresivos que nosotros, en ningún momento dimos la sensación de que podíamos con ellos', interviene el héroe de Kaiserlaurten. 'Encontramos a un gran Milan, que llevaba diez días preparando ese partido, con unos futbolistas que salieron al campo muy metidos, muy agresivos, sobre todo en medio campo. Los italianos fueron muy superiores a nosotros', insiste el navarro.

'Llegamos al partido después de cantar el alirón de la Liga tras una gran fiesta de celebración. Desde el punto de vista profesional, es evidente que no tendríamos que haber hecho un festejo como el que hicimos, porque sólo quedaban tres días para la final de la Champions, pero esa celebración no tuvo la culpa de cómo fue el partido', valora Bakero.

'¿París? Mi mejor recuerdo de ese día es ver cómo entraba nuestro segundo gol', resuelve Víctor Valdés que, en la final de 2006 [Barça, 2-Arsenal, 1] amargó la noche al entonces ariete del conjunto inglés y ahora compañero de vestuario en el Camp Nou, Tierry Henry. 'En el campo vives emociones muy intensas, pero ese gol me provocó la sensación más fuerte que yo he sentido nunca en un campo de fútbol', rememora el de LHospitalet

'De París recuerdo el resultado admite Etoo. La historia dice que eso es lo que hay que recordar', conviene el camerunés, que firmó el primer tanto del equipo azulgrana, el del empate, tras el gol inicial del defensor del Arsenal Campbell. 'Durante el partido, tuvimos momentos difíciles abunda Etoo, pero al final uno se queda con la victoria', concluye.

'El equipo llegó con muchísima confianza a esa final', señala Puyol. 'Entonces acabábamos de ganar la Liga, ahora hemos ganado Liga y Copa; más o menos el estado de ánimo del equipo es parecido al de entonces. Cuando llegas a una final, estás muy ilusionado', señala el capitán azulgrana, que enloqueció sobre el césped de Saint-Denis con el determinante gol de Belletti .

'La historia del club demuestra que no sirve de nada salir a una final como favorito', advierte el gran Luis Suárez. 'A los chavales de ahora les diría que aprovechen, que en una final no hay vuelta atrás, que es el momento o nada', aconseja Suárez. 'Aun así, yo creo que este Barcelona tiene muchas posibilidades de ganar al Manchester United en Roma, este Barça juega muy bien'. Palabra de un mito.

Berna 1961
Malditos palos cuadrados

La final de Berna debía poner la guinda al glorioso Barça de las cinco Copas, pero una mala noche de los azulgrana y los palos cuadrados de las porterías evitaron su triunfo. 

Sevilla 1986
Duckadam y los penaltis

Una de las grandes decepciones del barcelonismo. El partido terminó 0-0 y el meta del Steaua, Helmuth Duckadam, paró cuatro penaltis en la tanda de desempate.

Londres 1992
La primera: gol de Koeman

El ‘Dream Team’ consiguió la primera Copa de Europa gracias a un gol de Koeman al Sampdoria de falta indirecta. El holandés dio la victoria al Barça en la prórroga.

Atenas 1994
Varapalo del Milan

El final del ‘Dream Team’. El Milan imprimió un duro correctivo al equipo azulgrana; el resultado más contundente en una final de la máxima competición Europea.

París 2006
El cénit de Rijkaard

La que tenía que ser la final de Ronaldinho la decidieron Valdés, Etoo y Belletti. El Barcelona jugó con uno más desde el minuto 20 por la expulsión de Lehman. 

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