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Viaje cultural del Barça

Guardiola aprovecha el partido de León para dar minutos a los jóvenes. Pedro resolvió con dos goles

ENRIQUE MARÍN

Ya lo advirtió Guardiola. 'Somos el Barça y aquí no se tira nada'. Al igual que cuando Pep lucía de corto y era capaz de ver y encadenar hasta dos o tres jugadas, el técnico azulgrana siempre piensa en ganar el siguiente partido, aunque hay algunos que se los adjudica con el freno de mano echado y pensando en el próximo. El primer compromiso copero lo afrontó con cinco jugadores del filial en la expedición, un once experimental con una mayoría absoluta de suplentes y puntales como Márquez, Chygrynskiy, Busquest, Keita y Touré estratégicamente alineados. A partir de ahí, fútbol posicional sobre un césped que animaba a desplegarlo y apreciarlo en todo su esplendor.

A diferencia de otros lugares en los que las urgencias propician los descalabros, la estabilidad que vive el Barça le permite una temporada más a Guardiola afrontar el torneo copero con naturalidad. Sin agobios ni estridencias. Dando minutos a los menos habituales, aclimatando a jóvenes como Gai Assulin y Jeffren y guardándose en la manga a su póker de ases: Messi, Iniesta, Xavi e Ibrahimovic.

El estreno del campeón de Copa no contó con la presencia del socio 3.068 de la Cultural en el palco. Zapatero había prometido su asistencia al enfrentamiento entre sus dos equipos suponiendo que sea posible tener más de uno, pero finalmente su agenda no le permitió estar en el Reino de León. El 0-1 de hace 53 años en un partido de Liga con gol de Suárez era el único precedente de este duelo desigual, pero no por ello cargado de expectación.

Guardiola sabe que el Barça no se puede permitir episodios como el de Alcorcón

Con los ecos del cataclismo madridista en Alcorcón aún resonando, la comparación era inevitable. El Barça de Guardiola siempre juega a lo mismo. Independientemente del rival y de la competición. Impone su estilo, un molde en el que los que entran, aunque tengan menos calidad, saben lo que tienen que hacer.

Josu Uribe, un técnico perdido en una categoría que no le corresponde, presentó un partido aseado. Reconociendo su inferioridad, pero sin renunciar a sus posibilidades. Permitiendo al Barça que tuviera el balón, pero siempre en zonas de seguridad, más extensas de lo habitual en ausencia de Iniesta y Xavi en la creación y de Messi e Ibrahimovic en la finalización. Poco a poco, la Cultural fue perdiendo el respeto a un Barça bajo de revoluciones y se acercó a la portería de Pinto con cierto atrevimiento.

Pero bastó que la Cultu se tapara por un momento los pies, para que el Barça le pintara la cara con el primer gol de Pedro. El canario ha marcado ya en las cinco competiciones oficiales que ha disputado este año su equipo y él también sería el encargado de cerrar la cuenta. Un gran pase de Jeffren, lo aprovechó Pedro para seguir creciendo y dejar sentenciada la eliminatoria.

Guardiola, que hace las funciones de entrenador, portavoz y presidente, sabe que el Barça no se puede permitir episodios como el de Alcorcón, aunque si algún día tiene que pedir perdón al barcelonismo le bastará con pedírselo a sí mismo. La estabilidad en la que vive el Barça no tiene precio. Y la tiene gracias a Guardiola.

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