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La comisión de investigación se rinde ante la habilidad de Blair

El ex primer ministro dio respuestas genéricas a preguntas concretas sin ser molestado

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

En el momento decisivo, en la declaración más esperada, los miembros de la comisión de investigación demostraron por qué fueron elegidos por el Gobierno de Gordon Brown para esta complicada tarea. Tony Blair se reveló como lo que siempre ha sido, un político extremadamente hábil y astuto en sus declaraciones. No en vano ganó tres elecciones consecutivas y la mayoría de sus duelos en el Parlamento con los líderes conservadores.

A preguntas concretas, respondió con largas respuestas genéricas. Pronto descubrió que sus interlocutores no repreguntaban ni le indicaban que no había respondido a la pregunta. Aparentemente, habría sido una falta de respeto. Los interrogadores lanzaban bolas blandas que Blair se quitaba de encima con facilidad. En esos momentos, se echaba en falta la presencia de un abogado, alguien que supiera realizar un interrogatorio, aunque en realidad no se trate de un tribunal.

Los interrogadores lanzaban bolas blandas que Blair se quitaba de encima con facilidad 

Dos de los miembros son historiadores y por momentos parecía que se trataba de una discusión académica sobre un hecho del pasado. El ex embajador en Rusia Roderic Lyne ha sido hasta ahora el más incisivo de todos, pero ayer –quizá no sea una sorpresa– se manejó con mucha menos soltura.

La comisión no cuenta con ningún abogado que sepa de derecho internacional. Ni con un ex militar que pueda cuestionar la preparación de la guerra.

Ni con un historiador experto en Oriente Próximo que ayer podría haber corregido el intento de Blair de reescribir la historia de la ocupación de Irak. Una baronesa y cuatro distinguidos miembros del establishment con el título de Sir jugaron ayer en una Liga que no es la suya.  

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