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Disney vuelve a la carga con una princesa negra

La nueva película de la factoría Disney, 'Tiana y el sapo', regresa a los orígenes de la animación hecha a mano

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La nueva película de la factoría Disney, Tiana y el sapo, vuelve a los orígenes de la animación hecha a mano con una historia de princesas que no los son, sapos que hablan porque son príncipes encantados, libélulas y caimanes que adoran el jazz y la ciudad de New Orleans y sus pantanos como protagonistas.

Obra de los afamados directores John Musker y Ron Clements (La sirenita, Aladdin), y con música del oscarizado Randy Newman, Tiana y el sapo es un auténtico cuento de hadas 'de los de antes' pero con un'rompedor' toque afroamericano.

Musker y Clements pasaron ayer por Madrid para explicar a los medios los detalles de la película, que se podrá ver en las salas españolasel próximo 5 de febrero, y que les ha llevado cuatro años de trabajo.Por eso, rechazan que Tiana aparezca coincidiendo con la elección deun presidente negro en EEUU (aunque lo celebran), y aseguran que 'eralo natural' tratándose de una historia que transcurre en NuevaOrleans.

Tiana no es una princesa que espere sentada a que aparezca su enamorado de sangre real para hacer realidad sus sueños, sino quequiere tener un restaurante y ser independiente. Para conseguirlo,accede a besar al príncipe-sapo. Pero en lugar de romper el hechizo cae en las redes de un brujo vudú y se convierte en rana. Pararecuperar su forma humana, recurrirá a la ayuda de una vieja santera.

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