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El Ejército sirio ataca con fuego de artillería el centro de Derá

El régimen de Al Asad sitia la ciudad corazón de la revuelta popular para tratar de sofocar las manifestaciones

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El Ejército sirio no tuvo ayer de nuevo reparo alguno en utilizar sus tanques, sus helicópteros y el fuego de artillería para atacar Derá, y ocupar el centro de la ciudad, incluida la Mezquita al Omari, donde irrumpieron sus soldados. Los militares al servicio del régimen de Bashar al Asad consolidan así su supremacía en la ciudad donde el 18 de marzo se produjeron las primeras revueltas populares.

Las noticias salen de Derá a cuentagotas puesto que la ciudad está sitiada y cerrada a cal y canto. 'Bombardean indiscriminadamente, han destruido casas y asesinan a la gente en las calles, incluidos niños y mujeres, también nos están matando de hambre, ya que no dejan entrar alimentos. Ni siquiera Israel ha cometido lo que perpetra al Asad con su pueblo en Derá', relató a la cadena Al Yazira Mohamed Al Homsi, residente en la ciudad.

Los testigos denuncian atrocidades y que los heridos no tienen acceso a asistencia sanitaria, debido a la ausencia de médicos, pero estas informaciones siguen siendo imposibles de verificar de forma independiente pues el Gobierno veta la entrada al país de periodistas extranjeros.

Lo que parece claro es que la tensión en la ciudad no decrece. El pasado lunes el Gobierno envió a Derá un destacamento de tanques de la Cuarta División Mecanizada, una unidad que manda Maher al Asad, hermano del presidente, y desde entonces se ha cortado el servicio de agua, electricidad y teléfono.

Al menos seis personas han muerto en este nuevo ataque

Ayer, el Ejército envió refuerzos a Derá con la intención de acabar de una vez por todas con las protestas que el viernes provocaron la muerte a 65 personas en todo el país.

Derá volvió a ser entonces la ciudad más castigada con 36 muertos, lo que trasluce el descontento con el régimen que allí impera y la importancia de aplastar la revuelta. 'Parece como si (las Fuerzas de Seguridad) se hubieran propuesto acabar su campaña hoy', comentó a Reuters un residente del casco antiguo.

La operación contra el corazón de la ciudad contó con el apoyo de tres helicópteros que dejaron a comandos en el tejado de la Mezquita al Omari y despejaron las calles más céntricas. Una veintena de tanques dispararon contra algunos edificios de la zona durante una hora y media. Mientras en días pasados los militares permitían que las mujeres fueran a comprar pan, ayer no lo autorizaron.

En el ataque contra Derá murieron al menos seis personas, incluido un hijo de un clérigo musulmán que estaba en la mezquita, y una mujer y dos de sus hijas que se encontraban en una casa vecina que fue alcanzada por un obús. Algunos residentes dijeron que en la calles de la ciudad hay un número indeterminado de cadáveres que los vecinos no han podido retirar porque no se les permite salir de sus casas.

Los militares ni siquiera permiten a la gente salir para comprar pan

Desde el primer día de la revuelta, la Mezquita al Omari se había convertido en el centro de operaciones de los manifestantes y tal vez sea esta la razón por la que el Ejército decidió ayer acabar con su protagonismo.

Derá parece ser el corazón de la protesta, pero el pasado viernes las manifestaciones se celebraron en prácticamente todo el país. Las protestas para exigir la caída del régimen tuvieron lugar en casi todas las localidades de cierta importancia.

En El Homs, al norte de Damasco, el número de fallecidos del viernes se elevó a 27, mientras que los residentes aseguran que hay un centenar de personas de las que se desconoce su paradero y podrían estar muertas o detenidas. La Organización Nacional de Derechos Humanos en Siria indicó ayer que decenas de activistas políticos y manifestantes fueron detenidos por las autoridades entre el 25 y el 28 de abril en Damasco y en otras ciudades.

Se calcula que decenas de miles de sirios participaron en las protestas del viernes en las que se escucharon consignas de diverso signo, islamistas y no islamistas, que pedían democracia. El Gobierno sostiene que las revueltas son limitadas y que la mayoría de la población apoya al Ejecutivo en contra de los 'grupos armados' que pretenden sembrar el caos.

Sin embargo, en los últimos días han dimitido más de 300 miembros del partido oficialista Baaz en protesta por la manera en que se está conduciendo la represión. La mayoría de los dimisionarios son de Derá aunque también los hay de otras ciudades.

'Están asesinando a la gente en las calles', asegura un residente

Estados Unidos y la Unión Europea están estudiando imponer sanciones contra Siria, y especialmente contra las personalidades del régimen. El viernes Washington dictó nuevas sanciones contra dirigentes sirios entre los que está Maher al Asad. Por su parte, los europeos alcanzaron un acuerdo inicial para imponer un embargo de armas a Siria.

La situación es cada día más compleja pero a día de hoy parece que el régimen está dispuesto a llegar hasta el final para mantenerse en el poder. La presión internacional es por ahora soportable y el presidente Asad dispone de tiempo para tratar de acabar con las protestas.

También parece que los manifestantes están determinados a seguir expresando su disgusto con el régimen. Su número se eleva a decenas de millares y esta es una cifra inferior a las que se vieron en Túnez y Egipto, una cantidad que las Fuerzas de Seguridad pueden manejar. Habrá que esperar para ver cuál de las dos partes cede primero.

Pese a todo, ciudadanos de a pie en toda Siria señalan que las protestas, excepto en Derá y Baniyas, no son ni generalizadas ni diarias.

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