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Lecciones de seguridad vial

Pere Navarro Olivella
Ex director general de tráfico

El Ministro del Interior, Jorge Fernandez Díaz, acaba de presentar el balance de los accidentes de tráfico del año 2012. Han fallecido 1.301 personas en las carreteras españolas en el registro a 24 horas. Siguen siendo una barbaridad pero es una espléndida noticia según se mire. Llevamos diez años seguidos bajando los accidentes y las víctimas y eso son muchos años. Es mucho sufrimiento ahorrado.

Como es imposible contentar a todo el mundo, unos dirán que es porque los desplazamientos han bajado y es verdad. Otros dirán que es porque se ponen más multas y se recauda más aunque  no es exactamente así porque el permiso por puntos no ha supuesto más ingresos solo menos puntos para algunos.

Lo cierto es que diez años mejorando año a año aconseja a mirar atrás y sacar alguna lección. Se ha hecho política de seguridad vial y no política con la seguridad vial y esto en estos tiempos de desencuentros es toda una declaración de intenciones.

Hemos pasado de buscar culpables, que es muy nuestro y siempre es otro, a que cada uno asuma su responsabilidad que no es poco. Antes los conductores de coches culpaban al mal estado de las carreteras, los que hacían o conservaban carreteras decían que la culpa era la falta de educación y formación,  los motoristas y peatones culpaban a los coches y todos estaban de acuerdo en que la culpa era de la administración. Ahora los fabricantes hacen coches más seguros, los que hacen carreteras intentan conservarlas, los conductores conducen de forma más prudente y la administración intenta coordinarlo todo. Es una lección de pedagogía colectiva, de sentido cívico y de poner el interés público y general sobre los intereses particulares. Invita a la reflexión.

En estos tiempos de desafección europea también habría que reconocer el mérito de la Comisión Europea que con sus sucesivas directivas nos ha ayudado a la toma de unas decisiones que , en otro caso, habrían sido objeto de largos e inciertos debates en un país en el que todos creen tener razón y nadie escucha al otro.

Al volver la vista atrás también podremos comprobar que antes estaba prohibido beber y conducir, era obligatorio el uso del cinturón de seguridad y el casco, había que respetar los límites de velocidad y cumplir las normas pero no lo hacíamos y el cambio, el gran cambio es que ahora lo hacemos. Al final ha resultado que el secreto estaba en conseguir que la ley se cumpla. ¡Qué gran lección en este país el dedicar los esfuerzos a que la ley se cumpla en lugar de dedicarlos a hacer nuevas leyes que probablemente no se van a poder cumplir!

Hay más lecciones como la de intentar hacer sencillo lo complicado, en lugar de hacer más complicado lo que ya es complicado que tanto se lleva en este país o la de esforzarse en sumar y construir en lugar de restar y destruir que parece ser el deporte nacional.

Lo dicho, diez años de mejora en la seguridad vial es una buena noticia y hoy debemos felicitarnos y celebrarlo pero mañana no deberíamos confiarnos porque la autocomplacencia es el primer paso para estropearlo todo.

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