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Las ballenas grises se relajan en México, pero aún tienen riesgo

Reuters

Por Tomás Sarmiento

La ballena gris era conocida hace dos siglos por los balleneros como el "pez diablo" por la ferocidad con la que se defendía de sus embates.

Pero hoy las antiguas fieras se ven como gigantes tranquilos que se acercan curiosos a los botes en las calmadas aguas de la laguna Ojo de Liebre, en la costa del Pacífico de México.

Cientos de ballenas de color pizarra viajan todos los años en febrero desde las gélidas aguas del Ártico hacia la extensa laguna en una templada bahía en el estado en el sur de California, donde se refugian para reproducirse y dar a luz.

Los esfuerzos por protegerlas de los arpones han dado resultado y actualmente viven en el mundo alrededor de 25,000 ballenas grises, según datos de la Comisión Ballenera Internacional (IWC, por sus siglas en inglés).

A la laguna -declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco- llegaron este año unas 944 ballenas, un poco menos que el año pasado, según Rebeca Kobelkowsky, directora de la reserva El Vizcaíno, donde se ubica la laguna.

México está implementando controles para que no se edifique mucho cerca de la zona de la reserva, que tiene 2.5 millones de hectáreas de superficie, y está trabajando con Estados Unidos y Canadá para identificar las zonas de mayor tráfico marítimo.

AMENAZAS

Pero estos cetáceos, con una longitud media de unos 14 metros y parecidos a la ballena azul -el animal más grande del mundo-, aún tienen riesgo.

"La primera amenaza que nosotros vemos en esta línea es el cambio climático, una segunda que es el tráfico marítimo (...). Un tercero es un tipo de señalización en base a cianuro que utiliza cierto comercio ilegal", dijo a los periodistas el Secretario de Medioambiente, Juan Elvira, durante una visita al lugar.

El funcionario se refería a los choques con buques en su ruta migratoria a lo largo de la costa americana del Pacífico entre el Ártico y México, e incluso envenenamientos por culpa de tóxicos usados por el creciente narcotráfico en la zona.

Los narcotraficantes han usado marcadores marinos con cianuro, altamente tóxico, en el Golfo de California para señalar el lugar de cargamentos de drogas destinadas a la cercana frontera con Estados Unidos, iluminando el agua, lo que es peligroso para las ballenas que migran a la zona.

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