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Los colores y sabores del norte, en el Transcantábrico

¿Qué es viajar sino sentirse parte de otro universo, ir más allá de lo conocido, caminar por senderos que no habíamos recorrido antes? El Transcantábrico recupera, en ocho días y siete noches, el esp&iacute

CARMEN V. VALIÑA

Ir por las vías por las que discurría el viejo tren hullero de La Robla, que transportaba carbón desde León hasta Vizcaya, es hollar un pedacito de la historia de España. Por esas mismas vías discurre el viaje que propone el Transcantábrico, en un recorrido de ocho días y siete noches por el norte de España en el que se conjugan actividades culturales, paisaje, gastronomía y hasta un pub en el que terminar la jornada mientras, fuera, cae la noche sobre Compostela, Oviedo o Bilbao.

El Cantábrico se perfila ante los ojos del viajero en un entorno en el que el azul del mar y el verde de la vegetación forman una gama bicromática permanente, sólo a veces rota, como destellos, por playas y acantilados. Entre ellos surgen además al paso los pueblos y ciudades del norte: Santiago, Viveiro, Ribadesella, Llanes, Santillana del Mar, Santander, Carrión de los Condes, León, y tantos y tantos otros... Galicia, Asturias, Castilla y León, País Vasco y Cantabria son las comunidades por las que discurre el viaje.

A lo largo de él se suceden una serie de visitas a lugares con especial encanto o patrimonio histórico-artístico reseñable: la Plaza del Obradoiro, el casco antiguo de Viveiro, Gijón y Oviedo, el Museo de Altamira, León, el románico de Frómista... son algunas de las paradas que surgen a lo largo del recorrido del Transcantábrico.

En el interior del vagón, las suites ofrecen desde música hasta un baño privado con hidrosauna, turbomasaje y baño de vapor. Al salir de ellas se encuentran los cuatro coches salón, las zonas comunes para todos los viajeros. Un espacio singular en el que juegos de mesa y libros se combinan con un coche pub con bar y pista de baile para los que quieran pasar la noche con más ritmo. ¿O por qué no dejar volar la imaginación dedicándose simplemente a contemplar el paisaje de noche a través de los amplios ventanales del vagón? Fuera, un territorio sugerente se vislumbra antes de la llegada de un nuevo amanecer plagado de visitas y lugares por descubrir.



www.transcantabrico.com


buffet
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