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Un equipo del CSIC descubre unas proteínas sencillas para explicar el origen de la vida

El equipo de los doctores Carlos González y Douglas Laurents simplifica las condiciones que condujeron a las primeras formas vivas

EFE - Público / Madrid

Investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha dado un importante paso adelante en la explicación del origen de la vida en la Tierra con el descubrimiento de unas proteínas de tan solo cinco aminoácidos.

El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), concluye que estas proteínas podrían haber aparecido en condiciones previas a la aparición de la vida en el planeta. Esto significa que podrían haber sido un peldaño más hacia la aparición de los primeros seres vivos.

Carlos González, codirector de la investigación y miembro del Instituto de Química Física Rocasolano, adscrito al CSIC resume el descubrimiento: 'con sólo cinco tipos de aminoácidos se puede formar una proteína estable y bien estructuada'. Es más, han constatado que 'existen proteínas con sólo tres aminoácidos', con una estructura menos compacta, pero relativamente estable. En general y hasta ahora, se consideraba que las proteínas eran moléculas con al menos 50 aminoácidos . Con menos de esa cantidad, reciben el nombre de péptidos .

El estudio del equipo de González y Douglas Laurents revela que basta con lisina, alanina e isoleucina para dar lugar a proteínas semicompactas y con cierta estabilidad en determinados condiciones. Añadiendo otros dos aminoácidos, la glicina y la tirosina, la estructura se vuelve completamente estable y compacta.

Tres letras para un cuento

Laurents explica la importancia del descubrimiento basándose en que 'el lenguaje de las proteínas tiene normalmente 20 letras, mientras que el lenguaje del ADN tiene sólo cuatro'. Las proteínas son las 'máquinas' que realizan las acciones codificadas en la 'biblioteca' que es el ADN. La diferencia en el número de unidades mínimas implica un proceso de traducción complejo.

'Al igual que los niños pequeños empiezan usando parte de las 29 letras que forman el castellano, nosotros probamos a juntar las tres letras básicas que se traducen directamente del ADN al lenguaje de las proteínas', explica Laurents. 'Descubrimos que podíamos formar 'palabras' sencillas, pero también frases y hasta cuentos'.

En la práctica, esto significa que las primeras proteínas necesitaron de traducciones más simples del ADN de lo que hasta ahora se había supuesto. Por tanto, pudideron aparecer mucho antes en el proceso que dio lugar a la vida a partir de materia inorgánica.

Además, el estudio apunta que estas proteínas sencillas pudieron ser autorreplicantes, adelantándose al ARN que hasta ahora se creía que habría sido la primera molécula en duplicarse a sí misma. De confirmarse, las proteínas habrían jugado un papel mucho más importante en estos primeros pasos prebióticos.

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