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Escalera de color

El Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid descubre restauradas las pinturas murales de su escalera principal. Desde cada peldaño vislumbramos los colores, la luz y el brillo de otros tiempos.

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A dos minutos de Sol, a uno de Callao y a medio de Preciados, el monasterio de las Descalzas Reales aparece como un raro oasis de paz, arte y espiritualidad. Clavado en el corazón del Madrid más bullicioso resulta un auténtico tesoro conservado milagrosamente desde el tiempo de los Austrias.

Fue fundado en el siglo XVI por la infanta Juana, hermana del rey Felipe II, y en él ingresaron algunas mujeres de este linaje, como la emperatriz María, viuda de Maximiliano II, y su hija Margarita. Traspasar sus puertas es como volver a entrar en aquel lejano siglo. Aún hoy alberga un convento de clausura de Clarisas Franciscanas.

El monasterio formaba parte de un complejo en el que también estaba la iglesia, el Hospital de la Misericordia y una casa para niñas huérfanas. La comunidad eclesiástica estaba compuesta por treinta y tres religiosas en memoria de la edad a la que Cristo murió. Todas ellas debían pertenecer al linaje real o proceder de familias nobles. Mujeres cultas y poderosas, a través de las que surgió el mecenazgo artístico y unas estrechas relaciones entre la Corte y el monasterio, donde llegaron a tener residencia durante un tiempo las reinas Margarita de Austria e Isabel de Valois.

La escalera real es la pieza más espectacular del convento, con sus frescos, sus pinturas religiosas y, sobre todo, el balcón real, que muestra a la familia completa de Felipe IV. Un año después de haber comenzado los trabajos de restauración de las pinturas de esta escalera al cielo, los murales lucen hoy con un nuevo colorido que le ha devuelto el brillo a uno de los lugares con más magia de la capital española.

El conjunto decorativo se compone de un primer rellano con un paisaje en el que aparecen San Juan Bautista y el cordero, mientras que en el plano superior está un Calvario realizado sobre lienzo. En el segundo tramo de la escalera se ubica el llamado Balcón real, una imagen que retrata al rey Felipe IV, el príncipe Felipe Próspero, la infanta María y la reina Doña Mariana de Austria. Esta escalera es un auténtico museo de pintura mural, ya que es posible observar en ella diferentes estilos de diferentes épocas.

En la decoración correspondiente a 1684 se pueden observar los siete arcángeles, más el ángel protector de la comunidad y un ángel custodio que representan las virtudes y los dones de Dios Padre. El conjunto aparece coronado por una bóveda con distintos motivos arquitectónicos cuyo techo está decorado con El rompimiento de la Gloria, obra de Claudio Coello.

Las capillas se distribuyen por el claustro alto y fueron donadas por sus regias moradoras en diferentes épocas, de ahí su gran riqueza artística; especialmente la de la Virgen de Guadalupe, con retratos de las mujeres de la Biblia realizados al óleo sobre espejos.

La colección artística es una de las más valiosas de España; el salón flamenco guarda obras de Brueghel el Viejo o Van der Beken; el salón de pintura española e italiana, obras de Zurbarán y Tiziano; el de la infanta Margarita, obras de Rizi, Carduncho o Claudio Coello; la sala conocida como el Candilón, obras de Antonio Moro y Sánchez Coello; la sala capitular, esculturas de Mena, Montañés y Gregorio Fernández, y el salón de reyes, retratos de Rubens, Sánchez Coello o Pantoja de la Cruz. Sin olvidar el magnífico salón de tapices, donde el músico Tomás Luis de Victoria compuso algunas de sus piezas mayores como maestro de la Capilla Real.

Y todo, a dos minutos de Sol, a uno de Callao y a medio de Preciados.

Monasterio de las Descalzas Reales


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