España se mantiene en el décimoquinto puesto en el ranking de los países donde mejor se vive, a tan sólo dos peldaños de Estados Unidos, a siete de Francia y por delante de Alemania, Italia o Reino Unido. Según un informe de la ONU sobre el Índice de Desarrollo Humano, que valora la atención sanitaria, la educación y las condiciones socioeconómicas de los países en 2007, a la cabeza de la clasificación se sitúan Noruega, Australia e Islandia. En la cola se concentran los países subdesarrollados, donde la falta de seguridad es clave. Es el caso de Níger, Afganistán o Sierra Leona.

Este estudio muestra que el nivel de bienestar en España es más alto que el de la mitad de los países del G-8. Uno de sus puntos fuertes es la alta esperanza de vida 80,7 años de media, que la coloca en novena posición. Las cifras se resienten al valorar el salario per cápita 21.000 euros anuales por habitante, un parámetro que la hace descender al puesto 27º.

Noruega, Australia e Islandia encabezan la clasificación

Respecto a la calidad de la asistencia de las personas que van a vivir a España, la ONU destaca la amplia cobertura sanitaria que se ofrece a los inmigrantes, incluso a los que están en situación irregular. Además, subraya que España favorece la participación política de los extranjeros, al permitir que puedan votar en las elecciones locales siempre que sean residentes.

Asimismo, en pleno debate sobre la reforma de la Ley de Extranjería y la conveniencia de cerrar las fronteras a la inmigración para hacer frente a la crisis, este informe asegura que de los 200 millones de migrantes en todo el mundo, sólo un tercio se traslada de un país pobre a uno rico. De hecho, desarrollo y migración van de la mano, ya que los habitantes de los países pobres son los que menos emigran.

La ONU destaca que menos del 1% de los africanos se ha trasladado a Europa y la tasa media de emigración en países con bajo desarrollo es inferior al 4%, en comparación con el 8% de los países con mayor nivel. Una de las razones que explican este porcentaje es que quienes quieren emigrar se topan con cada vez más obstáculos de los gobiernos para evitar los desplazamientos. Por el contrario, los países con bajo índice de desarrollo bajan las barreras de ingreso y los costes del traslado son menores.

Los pobres emigran menos: sólo el 1% de los africanos se traslada a Europa

Las políticas de extranjería suelen favorecer a las personas con mayor nivel educativo, en detrimento de los empleados en sectores como la agricultura, la construcción, la industria manufacturera o los servicios. Estos últimos acogen a más trabajadores, pero la mayoría de ellos son transitorios o irregulares. De hecho, 50 millones de personas viven y trabajan en el extranjero en situación irregular. En este sentido, la ONU ha puesto como ejemplo positivo la decisión del Gobierno de Zapatero de regular a los sin papeles con trabajo durante la pasada legislatura.