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Europa caza asteroides desde la sierra de Granada

El observatorio astronómico de La Sagra, pese a contar con unos medios muy limitados, se ha convertido en el principal detector de NEO (objetos con órbitas cercanas a la de la Tierra) de Europa, sólo por detrás de Estados Un

DANIEL MEDIAVILLA

A lo largo de la historia, muchos seres que vivían confiados en algún confortable ecosistema de la Tierra desaparecieron en un instante por culpa de un asteroide extraviado. Impacto y extinción, se acabaron los dinosaurios. Ahora, por primera vez, los terrícolas cuentan con un grupo de vigilantes que darán la señal de alarma en caso de peligro.

Una de estas líneas de defensa frente las amenazas del espacio se encuentra en Granada, cerca de Puebla de Don Fadrique. Allí, en la Sierra de la Sagra, tres telescopios instalados por el Observatorio Astronómico de Mallorca (OAM) rastrean el cielo en busca de objetos sin catalogar. Ya han descubierto más de 2.500 nuevos asteroides, de ellos 12 con órbitas cercanas a la de la Tierra. Este trabajo ha permitido que, con unos medios muy limitados, el Observatorio de La Sagra sea el mejor cazador de NEO (Objetos con una órbita cercana a la de la Tierra) fuera de EEUU. La instalación no cuenta con financiación de la Agencia Espacial Europea, tan sólo con el apoyo de la comunidad balear. Los observatorios estadounidenses, mientras, están financiados por la NASA y la Fuerza Aérea.

En el observatorio granadino siempre hay un operador que realiza labores de mantenimiento, pero el grueso de los vigilantes se encuentran lejos de allí, algunos a miles de kilómetros. Desde Alemania, Croacia, Suiza, Hong Kong y otros centros en España, los participantes en el proyecto reciben los datos a través de Internet y los analizan. Si se detecta algo extraño (ocurre una o dos veces de cada cien), la información se envía al Centro de Planetas Menores, la base de datos mundial que gestiona la información sobre NEO. Después, los análisis continuarán para conocer su trayectoria. 'Lo más probable no sería hallar un cuerpo que va directo contra la Tierra. Primero probablemente se detectaría el objeto y después al calcular su órbita se vería que en unos años se va a cruzar con la de la Tierra', explica Jaime Nomen, del OAM.

La cantidad de información que se gestiona todos los días es inmensa. Aunque aún no están catalogados y no se consideran oficiales, según cuenta Nomen, sólo en la noche del jueves se descubrieron 200 asteroides. Al principio, esta gran cantidad de objetos encontrados tenía cierto interés para los investigadores, pero ahora, los responsables de La Sagra no se fijan en cualquier asteroide y centran sus esfuerzos en NEO, los objetos cuyas órbitas se acercan realmente a la de la Tierra. Este año han descubierto nueve.

El trabajo de los caza-asteroides del OAM comenzó hace 15 años. Entonces, desde Mallorca, la gran contaminación lumínica de la isla balear no les permitía competir con otros cazadores internacionales. Por eso se empezó a pensar en un observatorio situado en un lugar con mejores condiciones y en el desarrollo de la tecnología apropiada. Tanto los telescopios como el software para gestionar los datos que obtienen cada noche ha sido desarrollado por ellos. 'Además de preparar los telescopios para que funcionen de manera automática, el problema más grande era el de analizar esa gran cantidad de imágenes al mismo tiempo que se realiza la observación. Para eso desarrollamos un software que es capaz de filtrar los asteroides frente a otro tipo de objetos y determinar cuáles son conocidos y cuáles son desconocidos', explica Nomen. Si los datos no se analizasen en el mismo momento de la observación, podrían escaparse objetos con peligro de impacto contra la Tierra.

Hasta ahora, se calcula que en torno al 70% de los asteroides de un kilómetro de diámetro o más, los que podrían provocar un impacto catastrófico, está catalogado. El sistema, sin embargo, no asegura que no se escapen algunos objetos peligrosos. Hay varios puntos débiles. Uno de ellos es que casi todos los centros de vigilancia se encuentran en el hemisferio norte. Un asteroide que entrase por el sur tendría más facilidad para pasar inadvertido. Además, debido al brillo de la Luna, cada 20 días la observación se debe detener porque los telescopios quedan cegados. Por último, el factor climatológico hace que, en determinadas épocas del año, la observación sea imposible.

Esta noche, como todas, los telescopios de La Sagra husmearán el cielo en busca de objetos con rutas sospechosas. Nadie quiere acabar como los dinosaurios.

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