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"El género está en la cabeza"

Catalunya sigue el ejemplo andaluz y ofrece operaciones de cambio de sexo con cargo a la Sanidad pública

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Marta Salvans ha sido mitad hombre y mitad mujer durante 45 años. Hasta que un día dijo basta 'porque llega un momento en que la identidad de género reclama su sitio', y decidió sacar a la luz los zapatos de tacón y las faldas que había ido acumulando como un secreto a lo largo del tiempo. De eso hace tres años. Marta cuenta ahora su historia en una habitación del Hospital Clínic de Barcelona, donde se recupera de una operación de cambio de sexo.

La consellera de salud de la Generalitat de Catalunya, Marina Geli, anunció la semana pasada que el Hospital Clínic hará operaciones de reasignación de sexo con cargo al sistema público de salud.

En realidad, como explicó Geli, el Hospital Clínic ya ha realizado ocho intervenciones cinco en 2008 y tres este año con carácter experimental, pero la intención es que el servicio continúe adelante.

Marta es una de las pacientes que se ha podido beneficiar de la iniciativa de la Generalitat (ya hay una lista de espera de 100 personas). Hasta el momento, sólo Andalucía ofrece este tipo de operaciones sin que los pacientes tengan que costeárselas de sus bolsillos.

'La percepción femenina y la masculina son muy distintas', dice Marta. Ha pensado muchas veces sobre esto: ser hombre, ser mujer; ser mujer, ser hombre. 'El género está en la cabeza, pero hasta que no puedan cambiar la cabeza, tengo que operarme el cuerpo', explica. Lleva las uñas largas y el esmalte algo desconchado. Sus dedos, grandes y robustos, contrastan con la bata rosa y su media melena color paja.

La consellera Geli explicó que de momento las operaciones del Clínic las ha financiado la Generalitat, pero que espera que en el futuro las pague el Ministerio de Sanidad.

El Clínic dispone, desde el año 1986, de una unidad de trastornos de identidad de género. Sin embargo, hasta ahora sólo era posible recibir tratamiento hormonal y atención psicológica.

'Es una cirugía muy complicada, muy bonita. Es muy artística', afirma Iván Mañero, director de la unidad de trastornos de identidad de género del Clínic. Mañero explica que en España faltan cirujanos especializados en vaginoplastias de pene a vagina y faloplastias de vagina a pene.

'Siempre he sido mujer', afirma Marta, 'lo que pasa es que he vivido en una doble personalidad'. Pero siempre, cuenta, había algo por delante del cambio de sexo: el trabajo en la administración local, los amigos, su hija, 'que podía ser discriminada por en el colegio', Gloria, su esposa, que confiaba 'en que ya se me pasaría'.

El punto de inflexión llegó cuando su hija dejó el instituto. Marta se armó de valor y le dijo a su mujer que 'ya no podía más, que ya había llegado el momento'.

Marta dice que si su familia no hubiese aceptado su decisión, se habría suicidado. Pero su familia la aceptó y ella ha salido del Hospital Clínic con un sexo distinto. 'Al menos llevo 180 ó 200 puntos', dice en una mueca entre el dolor y la risa.

Marta se ha operado su sexo; ni pechos ni caderas ni cuerdas vocales, sólo el sexo. 'No sé si me haré algo más, todo depende de cómo me perciba la gente; si alguien viene y me trata en masculino, pues...'. Y deja la frase colgada en el aire. A ella le duele sólo pensarlo. Ahora mismo, dirigirse a Marta en masculino es insultarla.

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