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El Gobierno impulsa un programa para movilizar la inversión privada hacia la I+D

EFE

El Ministerio de Ciencia e Innovación va a poner en marcha la segunda convocatoria del programa Innocash, que pretende movilizar inversión privada hacia proyectos de I+D+i avanzados, y desarrollar y trasladar al mercado, desde el sector público de la investigación, productos innovadores.

La encargada de gestionar este programa es la Fundación Genoma España, que tendrá que firmar un acuerdo con el Ministerio para implementar esta iniciativa, que cuenta con un presupuesto de ocho millones de euros que se otorgarán en forma de créditos y con los se quiere movilizar como mínimo una cantidad equivalente de capital privado.

Se prevé que cada proyecto pueda recibir un máximo de un crédito de un millón de euros y un máximo del 50 por ciento de la inversión total, ha explicado a Efe Rafael Camacho, director de Genoma España, quien ha puntualizado que los créditos se pretenden dar a un interés del 1,225 por ciento, con 10 años para su devolución (más tres de carencia).

"Se trata de ayudar a un proceso de maduración tecnológica, en el que resultados de investigación o tecnología fundamentalmente del sector público de investigación se conviertan en tecnología y productos que realmente puedan llegar al mercado", ha recalcado.

Innocash (Programa de Transferencia Inversa de Tecnología) viene a "cubrir un hueco" por el que casi nadie apuesta, porque "es demasiado temprano para generar el interés de una empresa pero demasiado avanzado para hacerse desde un centro de investigación".

Por ejemplo, el desarrollo de un fármaco tiene que pasar por varias etapas hasta su comercialización.

La primera, es la del descubrimiento, en la que se identifica una o varias moléculas con las que se podrían desarrollar un fármaco, y ésta se podría llevar acabo en un centro de investigación público.

La siguiente es la preclínica, en la que se experimenta con animales o modelos celulares, y ésta ya requiere una mayor inversión.

Sin embargo, no es hasta la tercera fase, la clínica (ensayos en humanos), cuando las empresas privadas suelen mostrar interés.

Por eso, ha puntualizado Camacho, hay que "rellenar el hueco" que se genera, en este ejemplo, en la segunda etapa.

En la actualidad, son empresas de base tecnológica con origen académico -los propios científicos o gente cercana son los promotores- las que llevan a cabo esta tarea.

Y eso es, precisamente, lo que intenta optimizar Innocash, que quiere atraer capital privado y fomentar la creación de nuevas empresas de base tecnológica, porque la "innovación es rentable".

Un proyecto Innocash tiene que ir dirigido a una necesidad de mercado claramente identificada, de ahí que su solicitud se haga en dos fases.

En la primera, de valorización, los interesados tienen que hacer un dossier exhaustivo que se promociona a través de una web, donde potenciales inversores lo pueden ver y decidir si realizan o no un plan de negocio -requisito necesario para recibir el crédito-, mientras que la segunda es la fase de financiación propiamente dicha, donde la Fundación Genoma escoge los mejores proyectos.

Los beneficiarios de la financiación serán empresas de base tecnológica y agrupaciones de interés económico para la innovación.

A diferencia del pasado año, donde la financiación -5,3 millones de euros para 11 proyectos- se dio a modo de subvención dentro del Plan-E, este año son créditos, lo que, según Camacho, no mermará el interés de los inversores, pues ahora "no hay casi financiación bancaria".

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