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Gran comienzo de temporada en Londres con "Ifigenia en Tauris", de Glück

Joaquín Rábago

Agencia EFE

Joaquín Rábago

Londres, 11 sep (EFE).- La nueva temporada en la Royal Opera House del Covent Garden londinense no podía haber arrancado mejor: el estreno, la pasada noche, de "Ifigenia en Tauris", de Christoph Willibald Glück (1714-1787), constituyó un éxito rotundo.

Fue un gran acierto el haber elegido para el comienzo de una programación, que tiene como plato fuerte este año el ciclo completo del Anillo del Nibelungo, la ópera de un compositor admirado precisamente por Richard Wagner.

Hay un debate entre los expertos sobre si puede considerarse a Glück el primer compositor romántico- debate estimulado por el cuento "Caballero Glück" del escritor de cuentos fantástico E.T.A. Hoffmann-, pero de lo que no hay duda es de que llevó a cabo una gran revolución musical.

Entre otras cosas, hizo hincapié en la importancia del compositor frente a los caprichos de los cantantes, al determinar que era aquél, y no éstos, quienes decidían cómo debía representarse una ópera, y convirtió los recitativos en enteramente orquestales, renunciando al tradicional acompañamiento por el clave o el bajo continuo.

Ha pasado a la historia de la música la guerra que estalló en París entre los defensores de la ópera italiana, que tenía a Nicola Piccini como principal paladín, y los de las llamadas "óperas reformadas", con Glück a la cabeza.

Estos aborrecían de la complejidad dramática, el excesivo ornamento musical y la exagerada retórica de la ópera seria y defendían la vuelta a la simplicidad de la tragedia griega y sobre todo la fusión de música, danza y poesía en algo similar a lo que Wagner luego llamaría "Gesamtkunstwerk" (obra total).

El coro y el ballet cumplían importantes papeles en el drama, algo que es evidente tanto en "Orfeo ed Euridice" como en las dos óperas de Glück que tienen a la hija de Agamenón y Clitemnestra como protagonista: "Ifigenia en Aulis" y la ahora estrenada en Londres "Ifigenia en Tauris".

Es sabido que al igual que otros compositores de la época, Glück era un gran maestro a la hora de reciclar sus propia música, utilizando pasajes enteros de obras anteriores.

Eso es lo que ocurre en esta "Ifigenia", en la que incluso utiliza, conscientemente o no, es difícil saberlo, para el aria final una giga de Johann Sebastian Bach, que, sin embargo, transforma gracias a su genio radicalmente.

La "Iphigénie en Tauride", cantada en el francés original, que se representa en Covent Garden hasta el 29 de septiembre, es una coproducción con la Ópera Lírica de Chicago y la Opera de San Francisco.

La mezzosoprano estadounidense Susan Graham está realmente inmensa como Ifigenia, combinando una gran belleza vocal y musical con la intensidad dramática que requiere su personaje.

Los aplausos de la primera noche se extendieron igualmente a sus compañeros de reparto: el joven barítono británico Simon Keenlyside, seguro y convincente en el papel de Orestes, al tenor estadounidense Paul Groves, que cantó también con bellísimo timbre de voz a Pilades, prototipo de la amistad masculina, o al barítono Clive Bayley, que interpretó al cruel rey Thoas.

El coro de la Royal Opera, que tan importante papel juega en toda la obra, estuvo por igual extraordinario, y desde el podio, Ivor Bolton logró un perfecto encadenamiento de músicos y cantantes, imprimiendo en todo momento a unos y otros el ritmo preciso.

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