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Londres abre la investigación sobre torturas en Irak

Una investigación independiente determinará si ocho soldados maltrataron hasta la muerte a un civil en 2003

PÚBLICO.ES/EFE

La investigación pública independiente sobre la muerte del civil iraquí Baha Mousa mientras estaba bajo custodia de tropas del Reino Unido, ocurrida en 2003 tras la invasión de Irak, empieza hoy en Londres. Mousa, de 26 años, perdió la vida días después de que fuese detenido junto a otros iraquíes por soldados británicos que hicieron una redada en un hotel de Basora, en el sur de Irak.

Siete soldados británicos fueron sometidos a un juicio marcial tras la muerte de Mousa, pero todos fueron absueltos del delito de maltrato a civiles iraquíes menos uno, Donald Payne, que se declaró culpable en el 2007 y fue condenado a un año de cárcel, además de ser expulsado del Ejército de Tierra. El año pasado, el Gobierno anunció que disponía la apertura de esta investigación sobre el caso de Mousa.

La pesquisa de hoy estará presidida por el juez retirado William Gage, designado en 2008 por el Gobierno para atender este caso, y se estima que tendrá una duración de un año. Entre los asuntos que la investigación deberá abordar figuran aclarar lo que le pasó a Mousa y a los otros iraquíes detenidos y cómo actuó la cadena de mando de los militares.

Mousa, recepcionista de hotel, fue detenido con otros nueve iraquíes después de que los soldados encontrasen en el hotel Haitham de Basora rifles y pistolas en una redada contra insurgentes. El personal del hotel insistió en su día en que las armas eran utilizadas para su seguridad. La autopsia practicada al cadáver del iraquí halló al menos 93 heridas en el cuerpo, entre ellas numerosas fracturas.

Según el juicio marcial al que los soldados fueron sometidos, los militares mantenían encerrados a los reclusos encapuchados y esposados, les privaban de sueño y les pegaban cuando incumplían sus órdenes de mantener ciertas posturas durante periodos de 36 horas. En julio del año pasado, el Ministerio británico de Defensa aceptó pagar una indemnización de 2,8 millones de libras (unos 3,2 millones de euros) a las familias de Mousa y de los otros iraquíes detenidos en la redada.

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