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Micheletti resiste en espera de la amnistía

El golpista hondureño desoye a los que exigen su dimisión

DANIEL LOZANO

El Congreso hondureño ha suspendido hasta después de Navidad la tramitación de la amnistía para los delitos políticos derivados del golpe de Estado del 28 de junio.

Esta amnistía, incluida por Óscar Arias en el Acuerdo de San José, pero que Manuel Zelaya y Roberto Micheletti no habían previsto en el posterior acuerdo derivado de la Mesa de Guaymuras, es la carta política que pretende jugar el triunfador de las elecciones del 29 de noviembre, Pepe Lobo, para contentar a la comunidad internacional.

Lobo reclama la renuncia inmediata del golpista Micheletti y éste se niega, dispuesto a disfrutar hasta el último segundo

Lobo, que asumirá el cargo de presidente el 27 de enero, ha apostado por la teoría de 'ni vencedores ni vencidos'. Para llevarla a buen puerto necesita ganar la carta más difícil de la partida: la dimisión de Micheletti. Una exigencia de todo el mundo, que cuanto más se reclama, más lejos parece estar.

¿Por qué? Micheletti resiste. Está decidido a disfrutar del poder hasta el último segundo. Ya lo dejó claro en una cena con parlamentarios europeos: 'Desde el 27 de enero, este ya no es mi problema'. Poco importa cómo quede el país Por eso el presidente golpista no ha eludido el pulso de fuerza con el propio Lobo.

'Recuerde estas palabras de un humilde ciudadano que lo respeta y admira'. El preámbulo de Micheletti, durante una ceremonia de ascensos policiales, dirigido al presidente in pectore, vino acompañado de una petición: no olvidar a los policías y militares, porque 'todos los hondureños que creen en la democracia deben agradecerles porque respetaron la Constitución. Todos los que estamos aquí rescatamos el país del autoritarismo y la anarquía social'.

En la reunión que mantuvieron Lobo y Micheletti no se llegó a ningún acuerdo. Lobo reclama la renuncia inmediata del golpista y este insiste: mi mandato acaba el 27 de enero. Poco importa que ni siquiera los países más próximos, Panamá o Costa Rica, le apoyen. Tampoco importa que la Embajada de Estados Unidos insista en los mismos términos. Micheletti se cree un enviado de Dios: 'Quiero salir con la frente levantada y con la dignidad que el pueblo me ha dado', ha afirmado.

Lobo insiste en la necesidad de formar el Gobierno de unidad y reconciliación, ya sin Micheletti. 'El incumplimiento está causando un daño terrible al país', denunció.

El presidente recién elegido también mostró su malestar por la suspensión de la cumbre con Zelaya en Santo Domingo. Micheletti boicoteó el encuentro y se mantiene en sus trece: Zelaya sólo saldrá de la Embajada de Brasil como asilado y fuera de Centroamérica.

Además, Micheletti ha protagonizado la crónica de sucesos de estos días al acusar a la Resistencia, sin aportar ninguna prueba, de estar detrás del asesinato de la hija de Carol Cabrera, estrella del canal público y afín a Micheletti.

La joven, de 16 años y embarazada, fue tiroteada por unos motoristas. Los médicos intentan salvar al bebé, que se encuentra en estado muy grave. Cabrera, reconocido látigo de la Resistencia, había denunciado amenazas. La Policía investiga si detrás del crimen se encuentran las barras bravas (los aficionados más radicales) del fútbol local.

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