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Incluso niveles muy bajos de polen pueden disparar asma en los niños

Reuters

Por Kimberly Hayes Taylor

Niños con asma y alergiaal polen presentaron con frecuencia sibilancias, tos, disnea yotros síntomas de asma aún cuando los niveles de polen en susambientes cotidianos eran "bajos".

Un equipo de las universidades estadounidenses de Yale yBrown estudió a más de 400 niños asmáticos y controló losniveles diarios de polen en el hogar de cada participantedurante cinco años.

Los expertos hallaron que a pesar de los medicamentos parael mantenimiento diario, los niños con sensibilidad al poleneran hasta un 37 por ciento más propensos a tener síntomasrespiratorios y a tener que utilizar terapia de rescate cuandola concentración de polen en el aire era de entre 6 y 9 granospor metro cúbico, un nivel oficialmente considerado "bajo".

"En algunos casos, el sentido común indica que si un niño esasmático y alérgico al polen, la exposición al polen aumentaríael riesgo de que se disparen síntomas asmáticos", dijo el autorprincipal, Curt DellaValle, de la Escuela de Forestación yEstudios Ambientales de Yale.

"Pero lo más sorprendente es observar ese efecto aún con losniveles de polen más bajos. Nos hace pensar que los padres deesos niños asmáticos deberían estar atentos a los síntomas desus hijos incluso cuando los niveles de polen en el ambientesean bajos", dijo a Reuters Health.

A los autores les sorprendió ver que los chicos sensibles alpolen tuvieran menos síntomas con altas concentraciones delpolen de ambrosía. DellaValle opinó que eso podría indicar quelos padres tomaban más precauciones cuando los registros depolen eran elevados.

"Eso sugiere que modificaban las conductas de sus hijos almantenerlos dentro del hogar, con aire acondicionado o con eluso de filtros de aire", precisó.

El asma afecta a más de 22 millones de estadounidenses, casi6 millones de ellos son niños, y la enfermedad suele aparecer enla infancia.

Entre el 2000 y el 2003, el equipo de DellaValle reunió a430 niños asmáticos, de entre 4 y 12 años, de Nueva York,Connecticut y Massachusetts.

La madre de cada niño registró en un calendario los síntomasde asma y el uso de medicamentos. El equipo también les realizóanálisis de sangre para determinar la sensibilidad al polen deárboles, pasto y malezas.

Cada año, durante la temporada de polen en el noreste (entremarzo y octubre), el equipo utilizó un modelo para analizar lacantidad de polen en el ambiente dentro de un área de 2kilómetros de la casa de cada participante.

Además, los expertos controlaron el tiempo diario y de latemporada, y el follaje, cuando cada temporada de polencomenzaba, terminaba y tenía sus períodos pico.

Entre los niños con sensibilidad a ciertos tipos de polen,hasta pequeñas cantidades de polen en el aire podían dispararsíntomas asmáticos.

Los chicos que no utilizaban terapia de mantenimiento y eransensibles al polen del pasto, por ejemplo, tosían, teníansibilancias, disnea y otros síntomas nocturnos cuando quedabanexpuestos a más de 2 gramos por metro cúbico de polen del pasto.

Entre los niños sensibles al polen de las malezas, laexposición a bajos niveles de polen elevaba un 37 por ciento elriesgo de desarrollar síntomas, comparado con el 23 por cientode aumento durante los períodos pico de polen del pasto en elambiente, lo que demuestra que los pequeños seguramentepermanecieron en el hogar cuando los niveles eran altos.

La cantidad de polen en el ambiente no estuvo asociada conun aumento de los síntomas asmáticos en niños sin alergias acierto tipo de polen.

Si bien el estudio amplía el conocimiento sobre cómo elpolen afecta a cada persona, DellaValle consideró que aún senecesitan más estudios.

FUENTE: Epidemiology, online 11 de noviembre del 2011

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