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Una novela narra la lucha por hacerse con un buscador de Internet inteligente

EFE

¿Hasta dónde serían capaces de llegar las grandes compañías o las superpotencias mundiales por hacerse con un buscador de Internet inteligente capaz de emular la personalidad y los gustos de los usuarios? Éste es el punto de partida de "Dominio", una novela de Gaspar López Torres editada por DeBolsillo.

López Torres, experto en vanguardia web y en inteligencia artificial, sitúa el inicio de su historia en un contemporáneo enero de 2009, cuando una pequeña empresa de software barcelonesa logra desarrollar un buscador revolucionario, al que bautizan como Virtual Personality (VP).

Se trata de un sistema que genera un avatar virtual para cada usuario -del tipo de Second Life- que permite acumular las experiencias y gustos de cada internauta, de modo que rastrea la red para encontrar lo que cada persona busca y evita las "interminables" listas de links que ofrece un buscador convencional -como el casi omnipresente Google-, que quedarían así obsoletos.

Carlos, nombre del propietario de esta ficticia compañía, decide subastar en Londres, y al mejor postor, el Virtual Personality, el sistema desarrollado por uno de sus empleados, Max, un genio de la informática, con el que ambos pretenden hacerse ricos.

Sin embargo, la trama -que el autor niega sea de ciencia ficción y pide un poco de paciencia a los impacientes tecnológicos- da entonces un giro cuando China y Estados Unidos emprenden un guerra soterrada, pero "sin concesiones", por hacerse con la patente en exclusiva del buscador y con ello del dominio del ciberespacio.

En este thriller tecnológico se mezclan no sólo las peripecias "reales" de Carlos y Max, con su huida por todo el planeta (China Silicon Valley), perseguidos por gobiernos ansiosos por hacerse con esta herramienta, sino que además incorpora las aventuras de sus respectivos avatares en Internet que hacen avanzar la historia.

Para Gaspar López Torres (Barcelona, 1960), quien como su personaje Carlos es director de una empresa de software (Infoco), "Dominio" está basada "en el mundo actual que vivimos ahora".

De hecho, su empresa intentó desarrollar un buscador similar al que desencadena la trama de la novela y, aunque encontraron algunos inversores, finalmente no lograron llevarlo a cabo porque requería un gran desembolso, aunque a López no le sorprendería que alguna gran corporación siguiera el camino abierto.

La idea es demasiado sugerente como para que no prospere: "un programa que sea tu representación en la red, que te conoce perfectamente, tus gustos, y que se encarga de buscar las propuestas que te puedan resultar interesantes, un sistema que va aprendiendo, porque tiene inteligencia artificial y cada vez afina más", afirma.

El autor considera que los buscadores son el desarrollo más estratégico que hay en Internet en la actualidad, porque en función de los algoritmos que los definen muestran sus propuestas a los usuarios en un orden determinado.

A juicio de este experto en desarrollo web, "en todo ello hay algo siniestro", ya que los algoritmos con los que funcionan los buscadores permiten dirigir la información hacia los intereses de determinados países y sus industrias, en detrimento de otros, "son las nuevas reglas de juego sobre las que se lanzarán las empresas y los estados que quieren tener algo que decir en Internet".

Y es ahí donde aparece China "como potencia emergente y poderosísima", pero que en Internet está todavía por debajo de Occidente.

Para Gaspar López, el choque de civilizaciones pronosticado por Samuel Hunttinton se materializará en los próximos años entre los países occidentales y China, pero no sólo sobre los recursos y la producción industrial, sino también en Internet, ya que quien se haga con una tecnología como el VP "habrá dado un golpe de mano".

"Estamos ante una nueva guerra mundial entre dos civilizaciones por la supremacía, luchando en todos los frentes, y no terminará hasta que no haya un vencedor claro", afirma el escritor que, a pesar de verse un poco como Julio Verne, con sus vaticinios, asegura sentirse más agusto leyendo a Galdós o Vázquez Montalbán que a Isaac Asimov. "No me gusta la ciencia ficción", recalca sobres sus gustos literarios.

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