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El nuevo Gobierno de Honduras inicia su mandato con las arcas vacías

EFE

El nuevo presidente hondureño, Porfirio Lobo, inició hoy su mandato con las arcas vacías por la "bancarrota" en que ha quedado el país debido a la crisis derivada del golpe de Estado a Manuel Zelaya, quien el miércoles abandonó Honduras tras cuatro meses de encierro en la embajada de Brasil.

"Las autoridades salientes, con suficiente entereza, hidalguía, dieron a conocer que el presidente Lobo recibe un país en bancarrota", dijo hoy el ministro de Finanzas, William Chong Wong, en una rueda de prensa junto con su antecesora, Gabriela Núñez.

Para responder a eso, Lobo buscará pronto un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) con el que tratar de recuperar las finanzas públicas, aunque primero tendrá que lograr el reconocimiento político internacional.

"La situación no es nada halagadora", remarcó Chong Wong, quien señaló que "el Gobierno ya empezó a hacer gestiones para lograr el reconocimiento de los organismos internacionales y, de alguna manera, avanzar también con el Fondo Monetario para llegar a un acuerdo".

Núñez reveló que en la Tesorería General de la República quedaban ayer "casi 1.000 millones de lempiras" (unos 52,6 millones de dólares), pero matizó que a diario hay ingresos y salidas de fondos, y se espera que la situación mejore con la recaudación fiscal de febrero.

Lobo reconoció ayer, en su discurso de investidura, que recibía un país con una deuda "inmanejable" de alrededor de 3.500 millones de dólares en el capítulo externo, y "desbocada" en el interno.

Mientras el nuevo Gobierno constataba la "bancarrota", los responsables de la embajada de Brasil en Tegucigalpa y el Ejército hondureño trabajaban para recuperar la normalidad después de que Zelaya abandonara ayer esa legación para tomar un vuelo hacia la República Dominicana tras cuatro meses de encierro en esa sede diplomática, rodeado por un cerco militar.

Efectivos del Ejército trabajan en la retirada de obstáculos alrededor de la legación, que permanece cerrada mientras los diplomáticos acomodan todo para reabrirla la semana que viene.

Pocos de los conductores que pasan hoy frente a la embajada brasileña en Tegucigalpa pueden evitar echar una mirada, aunque sea de refilón, hacia el lugar del que salió Zelaya tras un encierro que comenzó el 21 de septiembre con su regreso al país, del que había sido expulsado tres meses antes, el 28 de junio, por los militares.

"Estamos haciendo una reacomodación de los muebles en sus sitios, verificando que está todo en orden, acomodando la Embajada para poder volver a abrir el lunes", dijo a Efe el ministro consejero de la representación brasileña, Francisco Catunda.

El diplomático indicó que hay trabajo acumulado "pero no tanto", porque en los últimos meses utilizó su domicilio particular para cursar el servicio consular de emergencia y expedir pasaportes, visas y todo tipo de documentación oficial.

Lobo, que otorgó un salvoconducto a Zelaya para que abandonara el país, comenzó hoy "muy temprano" su primer día de trabajo en la Casa Presidencial tras asumir ayer el poder, informó un portavoz oficial.

El nuevo presidente recibió allí a un religioso hondureño que reside en Estados Unidos y a representantes de la Fundación Conrad Adenauer.

Además, tomó juramento a la nueva ministra de Turismo, Nelly Jerez, y programó para la tarde la primera reunión del Consejo de Ministros.

La Policía Nacional, por otra parte, ejecutó hoy el primer "madrugón", una redada contra la delincuencia, en una veintena de barrios pobres de Tegucigalpa, por orden del nuevo ministro de Seguridad, Óscar Álvarez.

En la operación se detuvo a una decena de personas y se decomisó una docena de armas de fuego.

Cuando estaba al frente de ese Ministerio, durante el Gobierno de Ricardo Maduro (2002-2006), Álvarez encabezaba esas operaciones con gran despliegue mediático, por lo que fue llamado "el Showman".

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