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Obligaciones formativas para cobrar el paro

Cuando la prestación por cese de actividad se ponga en marcha, en 2011,
los autónomos deberán comprometerse a hacer algunos cursos y prácticas

AINHOA LARREA

Si un asalariado pierde su empleo, debe comprometerse a buscar trabajo de forma activa; de lo contrario, le retiran el subsidio correspondiente. Entre sus obligaciones normalmente figuran cursos formativos, y se establece que el interesado no puede rechazar injustificadamente más de tres ofertas laborales, aunque la picaresca suele favorecer una aplicación más laxa de la normativa.

Por su idiosincrasia, el caso de los autónomos mostrará algunas diferencias. Miguel, por ejemplo, es jardinero. Trabaja en las urbanizaciones de Cadalso de los Vidrios, y duda “que vayamos a salir de esta”. De momento tiene faena, pero si la coyuntura sigue deteriorándose podría verse obligado a dejar el negocio, sin derecho a paro. Según anunció el Gobierno, los trabajadores por cuenta propia no podrán empezar a cobrar una prestación por cese de actividad hasta 2011, que verá nacer un sistema de protección similar al que cubre hoy día el desempleo de los asalariados.

La idea es que, para cobrar los aproximadamente 600 euros mensuales que el Ejecutivo ha fijado de compensación media a los autónomos que pierdan su empleo, Miguel debería entonces acreditar su disponibilidad para reincorporarse al mercado laboral suscribiendo un “compromiso de promoción de la actividad emprendedora”, similar al de los asalariados.

El problema es que, en virtud de la legislación, “el incumplimiento de las medidas adjudicadas al trabajador para la promoción de la actividad emprendedora, así como la insuficiencia en el seguimiento de tales medidas, determinará el cese de la prestación y, en su caso, la devolución de las cantidades hasta entonces percibidas”.

¿En qué consistirán esas medidas? El socio director del Área Laboral de Cuatrecasas, Salvador del Rey, es uno de los cuatro expertos que diseñó el informe sobre la prestación por cese de actividad que servirá de base para el futuro proyecto de ley, y explica que serán acciones orientadas a “perfeccionar la cualificación del autónomo, afianzar su vocación de emprendedor y/o recolocarlo”: cursos de transmisión de nociones gerenciales y relacionados con sector determinados, prácticas en empresas...

Se intentará estimular las aptitudes que favorecen comportamientos empresariales, como, por ejemplo, la creatividad, el sentido de la iniciativa, la capacidad de liderazgo o la aceptación de riesgos. Y se dispone, además, que los medios formativos podrían desarrollarse en el extranjero, si resultase lo más conveniente.

Flexibilidad en la gestión

La articulación y puesta en marcha de las medidas incluidas en el compromiso de actividad del autónomo correría a cargo de las mutuas de la Seguridad Social. Durante el mes anterior al del inicio de la prestación, esos organismos delimitarían un catálogo de iniciativas para el trabajador en cuestión, y sería este el que eligiera, conforme a sus preferencias y necesidades, las más útiles e interesantes para él, con un amplio margen de flexibilidad en la gestión.

Miguel es pesimista, pero confía en que, si se confirma el peor de los escenarios, el Estado le facilite la vuelta al mercado laboral “en condiciones”.

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