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"Puedo hacer en una película todo lo que imagine", dice el director Roland Emmerich

EFE

El cineasta Roland Emmerich volvió a poner a los seres humanos entre la espada y la pared en su última tentativa cinematográfica de acabar con la civilización, "2012", su filme apocalíptico más costoso y en el que dio rienda suelta a su imaginación.

La película, protagonizada por John Cusack, Amanda Peet y Danny Glover, tomó como excusa el fin de un ciclo del calendario maya y unas irregularidades en el comportamiento del sol para arrasar con grandiosidad bíblica casi todos los continentes y reducir la población mundial de miles de millones a apenas unos centenares.

Un terremoto que se sale de la escala Richter, un súper-volcán y finalmente un gigantesco tsunami que hace las veces de diluvio universal fueron las armas de Emmerich para hacer saltar por los aires desde El Vaticano hasta La Casa Blanca.

"Puedo hacer cualquier cosa que se me venga a la cabeza, lo que imagine. Antes siempre tenía preparadas las tijeras pero ahora no", aseguró el director en entrevista con Efe.

Emmerich confesó que tras realizar filmes como "Independence Day" (1996), "Godzilla" (1998) y "The Day After Tomorrow" (2004) quería olvidarse de historias de destrucción, pero no pudo resistirse a "2012" después de la insistencia de su mano derecha, el guionista y productor Harald Kloser.

"Temía que todo el mundo dijese: 'Oh, no, otra película de desastres'. Por eso estuve un tiempo luchando contra ella. Me llevó cinco meses tomar la decisión y cuando lo hice fue a condición de contar con un gran presupuesto", afirmó Emmerich.

Hasta la fecha este germano presumía de haber hecho películas con una espectacular puesta en escena por menos de "30 y 40 millones de dólares de filmes comparables", pero esta vez el cineasta se aseguró 200 millones de dólares para "2012".

"Con ese dinero puedes hacer algo tan grande que todo palidece a su lado. Gastamos con conocimiento 80 millones de dólares (aproximadamente el presupuesto invertido en "Independence Day") en efectos visuales y creo que se nota en el resultado", dijo.

La única censura que encontró Emmerich en su camino hacia "2012" fue la propia, según reconoció.

"Yo quería destruir la Kaaba (epicentro de la peregrinación musulmana a la Meca) pero Harald me dijo que él no quería tener una fatua sobre su cabeza y tenía razón. Estamos todos en el mundo occidental, donde tu puedes destruir los símbolos cristianos, pero si haces eso con el mundo musulmán tienes una fatua. Tampoco era un componente imprescindible, así que deseché la idea", señaló.

En consecuencia, derribó sobre miles de fieles la basílica de San Pedro, en Roma, con el Papa incluido, una secuencia cargada de crítica personal.

"Estoy en contra de las religiones organizadas", sentenció Emmerich, quien empleó para esa toma al mismo equipo que rodó "Angels & Demons" (2009).

El terremoto en Los Ángeles con el que comienza la película fue uno de los elementos más costosos de la producción, ya que se rodó sobre unas plataformas hidráulicas que hacían que se moviera el suelo de verdad mientras que una pantalla cromática gigante servía para dar vida a la caída de edificios.

"Posiblemente sea la pantalla más grande de la Historia, costó más de un millón de dólares", explicó Emmerich, quien decidió dar al argumento un tono tragicómico, más parecido al de "Independence Day", donde se intercalan bromas con escenas dramáticas, que a la gravedad que acompaña a "The Day After Tomorrow".

"Tuve mucha discusión sobre eso con Harald. Siempre he pensado que con algo tan extremo tienes que permitir a la gente que se ría algunas veces para rebajar tensiones. Fue divertido", indicó.

Emmerich confesó que "2012" sería su última película de desastres, al menos en mucho tiempo.

"Nunca se puede decir nunca jamás", afirmó al mismo tiempo en que insistió en su interés en pasar página.

Su siguiente proyecto será una película de suspense alrededor de la figura de William Shakespeare, una idea que tiene desde hace ocho años y que comenzará a grabar en marzo de 2010, y con la que pretende generar polémica.

"Voy a destruir la imagen de Shakespeare, es un filme en que se cuestiona la autoría de sus obras. La trama está bien investigada", concluyó.

"2012" se estrena este viernes 13 de noviembre en los cines de Estados Unidos.

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