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El presidente de Estados Unidos entra en campaña electoral

EFE

Macarena Vidal

El presidente de EE.UU., Barack Obama, quien hoy apeló de nuevo a los republicanos para que aumenten su colaboración en el Congreso, se encuentra ya sumido en una campaña electoral encubierta de cara a las legislativas de noviembre.

En sus últimas intervenciones, Obama ha adoptado un tono cada vez más electoral y ha arremetido de modo cada vez más duro contra los republicanos, a medida que se aproximan unos comicios legislativos en los que la oposición aspira a recuperar el control de ambas cámaras del Congreso.

En su alocución semanal de los sábados, el presidente estadounidense pidió específicamente a los republicanos que apoyen la reforma del sistema de financiación de las campañas electorales, después de que el Supremo dictaminara que las empresas pueden financiar sin límites anuncios de propaganda electoral.

"Hemos intentado arreglarlo con una nueva ley, que simplemente exija que se diga quién es el anunciante y quién paga el anuncio", señaló Obama. Con la iniciativa se pretende que los votantes puedan decidir con conocimiento de causa acerca de las intenciones del aviso.

"Es algo de sentido común. De hecho, es algo en lo que republicanos y demócratas hemos estado de acuerdo durante décadas. Y sin embargo, los líderes republicanos en el Congreso han dicho 'no' hasta el momento", apuntó el presidente estadounidense.

A juicio de Obama, la oposición "espera que su defensa de los intereses especiales y la situación actual se vea recompensada con una avalancha de propaganda negativa contra sus oponentes".

La alocución de hoy del presidente hace parte de una serie que continuará hasta la jornada electoral del 2 de noviembre, en la que se ha esforzado por poner de relieve los logros de su partido y por dibujar a los republicanos como un grupo dispuesto a anteponer sus intereses a los del público en general.

Así, ha incorporado a su discurso habitual una encendida defensa de la necesidad de eliminar los recortes de impuestos a los más acomodados, una medida que cuenta con la tajante oposición de los republicanos.

También recuerda que ha sacado adelante la reforma sanitaria y del sistema financiero, mientras describe a los republicanos como un partido que se limita a bloquear iniciativas.

El tono electoral se elevó un grado más esta semana cuando Obama compareció en la gala del Instituto del Caucus Hispano en el Congreso para asegurar que "no abandonará" la lucha por sacar adelante la reforma migratoria.

"No se olviden de quien ha luchado en favor de la reforma de las tarjetas de crédito, de protecciones para la gente que envía remesas al exterior. No se olviden de quién recortó impuestos para las familias trabajadoras. No se olviden de quiénes son sus amigos", subrayó entonces Obama, en un tono enardecido.

Con palabras como esas, el presidente estadounidense trata de motivar a los votantes demócratas, mucho menos entusiasmados ante los comicios de noviembre que unos republicanos que se ven con la posibilidad de recuperar el control del Congreso.

Como parte de su estrategia, Obama ha comenzado a participar en pequeñas reuniones con votantes incluso en domicilios particulares.

Así lo hizo ya esta semana en el jardín de una vivienda en las afueras de Washington y tiene previsto repetir la experiencia en los próximos quince días en sendas reuniones similares con votantes en Albuquerque (Nuevo México), Richmond (Virginia) e Iowa, todos ellos estados bisagra en unas elecciones.

Qué efecto tenga la intervención del presidente, está aún por ver.

Su popularidad ha decaído al mismo tiempo que en las encuestas aumenta el entusiasmo por los republicanos, a los que el movimiento ultraconservador Tea Party ha dado una nueva energía.

Muchos más votantes acudieron a las urnas en las últimas primarias por parte de los republicanos que entre los demócratas y según el líder de este partido en el Senado, Mitch McConnell, "el entusiasmo entre nuestras bases está que se sale".

En los comicios se renovará un tercio del Senado y toda la Cámara de Representantes, así como una treintena de gobernadores estatales.

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