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¿Quiere perder peso?...las pildoras no funcionan mágicamente

Reuters

Por Debra Sherman

Los usuarios de Alli, el primer fármacopara perder peso aprobado para venderse sin receta médica enEstados Unidos, están encontrando lo que durante todo el tiemposospecharon: las píldoras no son un sustituto mágico de ladieta y ejercicios.

Debido a la tradición de los estadounidenses de proponerseperder peso después del Año Nuevo, se espera que el mercado deproductos de ayuda para las dietas permanezca firme, aún cuandola economía se sumerja en la recesión.

Los estadounidenses gastan anualmente 30.000 millones dedólares en productos y servicios para perder peso y dos terciosde la población tiene sobrepeso o es obesa.

Alli, de GlaxoSmithKline , una versión menosconcentrada de Xenical del laboratorio Roche que sólo se vendecon receta médica, creó conmoción cuando fue aprobado hace 18meses. Desde ese momento, ha sido conocido por sus efectossecundarios poco deseables, los que incluyen incontinencia,diarrea y flatulencia con "goteo aceitoso".

"Trabaja inhibiendo la absorción de la grasa en nuestradieta. Así, la grasa sale en las deposiciones, causandodiarrea, lo que no agrada a muchos pacientes", dijo ShirleyTerMolen, un internista en Chicago.

Donald Hensrud, especialista en control de peso en la MayoClinic, dijo que los efectos secundarios gastrointestinales sonexagerados, pero agregó que el efecto planeado "también essobrevalorado", pues las personas que tomaron el fármacodespués de un año sólo perdieron 1,8 kilos más que el grupoplacebo.

Las personas que tomaron Xenical, la versión más fuerte quese vende sólo con prescripción médica, perdieron en promediodespués de un año 2,2 a 3,2 kilos más en comparación conaquellos que tomaron un placebo.

Aún así, los expertos aseguran que una pérdida en el pesodel 5 al 10 por ciento es una meta que vale la pena y un puntoen donde la medicina mejora.

Mientras, Alastair Wood, que presidió la comisión de laAdministración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos queinvestigó a Alli en el 2006, dijo no estar convencido de queéste sea utilizado por aquellas personas que realmente lonecesitan.

En algunos casos, las personas con desórdenes alimenticiosabusan del medicamento, dijo.

"Es una yuxtaposición de la epidemia de la obesidad con laesperanza y expectativa de que podemos tratarlafarmacológicamente", dijo Wood.

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