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Radiografía a Hiroshima y Nagasaki

Un grupo de investigadores revisa datos de 212.000 supervivientes desde 1950

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Científicos estadounidenses y japoneses publicaron ayer un estudio donde repasan la incidencia de la radiación en 212.000 supervivientes de las bombas atómicas que arrojó EEUU en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y el 9 de agosto de 1945, respectivamente. El trabajo, publicado en la revista Disaster Medicine, de la Asociación Médica de EEUU, repasa las tasas de mortalidad y la incidencia del cáncer y otras enfermedades en la población 63 años después del desastre.

Los científicos han estudiado los datos recogidos por la comisión estadounidense que, desde octubre de ese mismo año y por orden del presidente Harry Truman, se dedica a controlar los efectos de la radiación en los supervivientes de las dos ciudades. Los estudios de mortalidad e incidencia de cáncer se realizan cada dos años desde 1950, y los expertos realizan exámenes físicos y psicológicos a los ciudadanos, analizan muestras de sangre y estudian las autopsias de aquellos que fallecen.

Los investigadores explican que los supervivientes de las bombas recibieron una radiación media de 0,2 Gy (gray, una medida de radiación). Los estudios realizados han encontrado mayor incidencia de cáncer de mama, hígado y vejiga en los que recibieron dosis de 0,8 Gy,y del sistema nervioso, tiroides, colon y esófago en los que sufrieron radiaciones de entre 0,5 y 0,8 Gy. Según los investigadores, las mujeres han padecido hasta un 50% más de tumores que los hombres, lo que se explica por la alta incidencia del cáncer de mama. Las investigaciones también han encontrado mayor incidencia de cataratas, enfermedades relacionadas con la glándula tiroides y problemas cardiovasculares. En todo caso, de los supervivientes en 1950, el 40% sigue vivo ahora, una cifra que sube hasta el 80% en el caso de los que entonces tenían menos de 20 años.

Los efectos en los niños nacidos tras las bombas, un total de 3.289, han sido medidos desde 1945, y los científicos muestran su sorpresa porque, en 15 años, sólo se registró una muerte que pudiera ser atribuible a los efectos de la radiación. Sin embargo, sí se han detectado problemas de retraso mental en los bebés que estaban entre la semana ocho y la 15 de gestación.

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