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Un testigo asegura que el agresor fue directamente hacia la mujer embarazada

EFE

Un testigo de lo ocurrido anoche en una parroquia de Ciudad Lineal ha relatado hoy que el hombre que disparó en la iglesia llevaba todo el día merodeando por la zona, llevaba la pistola escondida en una funda de raqueta de pádel y fue "directamente" hacia su víctima, una mujer embarazada de 36 años.

"Me podría haber matado a mí o a otra persona pero fue a ella directamente", ha contado Jesús Herranz, un vecino del barrio que estaba sentado detrás de la víctima, en los últimos bancos, esperando a que comenzase la misa de ocho de la tarde en la parroquia de Santa María del Pinar.

Herránz ha indicado que todo ocurrió "unos minutos antes de empezar la misa" y que el hombre, vestido con unas bermudas de cuadros blancos y azules, una camiseta y una gorra blanca, "entró, le puso un pistola en la cabeza y la mato".

Luego le miró a él pero siguió hacia el altar "y empezó a intimidar con la pistola, como metiendo miedo".

Fue entonces cuando volvió a disparar y una de las balas impactó en el pecho de otra mujer, que esta mañana permanece herida en el Hospital La Paz, según fuentes sanitarias.

Mientras el testigo se quedó paralizado, el agresor sé detuvo "cuatro o cinco metros antes del altar, se arrodilló y, de espaldas al altar y mirando a la calle y a la persona a la que había matado se metió la pistola en la boca y disparó".

En ningún momento se le escuchó decir nada.

Jesús Herránz ha nacido ha vivido siempre en este barrio y "jamás en la vida" había visto a ese hombre hasta ayer.

Era un "chico joven" que había estado "toda la mañana dando vueltas por la zona".

Estuvo sentado dos o tres horas por la mañana a las puertas de la iglesia y por la tarde volvió, entró en un bar y se tomó una cerveza y se acercó de nuevo a la iglesia y preguntó por los horarios de misa.

Cuando faltaban dos o tres minutos entró en la iglesia y disparó.

Este testigo ha dicho que la mujer herida sí era una vecina del barrio, aunque no sabe si lo era la fallecida, porque no había fijado en ella hasta que ya tenía la cabeza "deshecha" y la cara llena de sangre.

Ha narrado que se vivieron escenas de pánico entre las cerca de 60 personas que estaban en la iglesia en ese momento y que algunos salieron corriendo.

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