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Trichet reta a Moody's y acepta deuda portuguesa

Critica el círculo vicioso que ayudan a crear las agencias de calificación

D. B.

El BCE no sólo respondió con lamentos a la rebaja de cuatro escalones de la deuda portuguesa, dictada por Moody's. Jean-Claude Trichet criticó, al igual que la Comisión o los principales gobiernos, el papel de las tres grandes compañías de calificación de riesgos. A diferencia de Bruselas o los centros de poder político, que llevan años titubeando sobre cómo meter en cintura a un sector que echa sal en cada herida de la zona del euro, el BCE decidió que aceptará bonos de deuda portuguesa como garantía a cambio de inyecciones de liquidez, pese a que tengan la condición de bonos basura. La medida, ya puesta en marcha con anterioridad con Grecia e Irlanda, pretende al mismo tiempo ignorar las embestidas de Moody's, Standard & Poor's y Fitch y apostar decididamente por la aplicación escrupulosa del programa de recortes que Lisboa acaba de poner en marcha.

Los mercados tradujeron inmediatamente su alivio recuperando terreno perdido tras la rebaja hecha pública por Moody's el martes, ante lo que supone un apuntalamiento en toda regla de la banca portuguesa, que presenta deuda pública a Fráncfort a cambio de la liquidez que le niegan unos mercados de crédito congelados.

La medida busca apostar por la aplicación del programa de ajuste

La medida, que estará en vigor 'hasta nuevo aviso', según Trichet, estuvo acompañada de una dura reprimenda a la estructura del sector de la calificación, de 'estructura oligopolística'. Según él, 'está absolutamente claro' que las agencias alimentan un círculo vicioso y que su funcionamiento 'no es óptimo'. Para el BCE, 'no es deseable' que el sector esté controlado por un 'reducido grupo' de tres compañías que copan más del 90% del mercado. En línea con las demandas de la Eurocámara, Trichet pidió más competencia en el sector por sus 'grandes ventajas' en cuanto a la pluralidad de fuentes que ayuden a conformar una percepción correcta de los riesgos.

La Comisión Europea y los gobiernos, que son los que pueden fomentar con cambios legislativos la competencia en el sector, han propuesto y aprobado dos nuevas normas desde el inicio de la crisis, pero ninguna de ellas ha atajado un problema que, según la Eurocámara, puede resolverse con una agencia europea. Bruselas, que hasta el mes pasado anunciaba su propuesta definitiva para 'el final del verano', la retrasó ayer hasta 'otoño', según un comunicado del equipo de Michel Barnier, comisario de Mercado Interior. El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, cargó ayer contra Moody's, pero estiró un poco más el calendario, prometiéndola para 'antes de fin de año'.

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