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Cómo descubrir una estrella sin mirar al cielo

Un proyecto científico logra hallar un nuevo y raro objeto estelar gracias a la colaboración de centenares de miles de voluntarios que ceden tiempo de su ordenador

MARTA DEL AMO

Aunque a veces pase desapercibida, la ciencia facilita la vida a las personas, desde cómo calentar la leche para el café en un minuto y sin aplicar calor, hasta cómo viajar a cualquier lugar del mundo en sólo unas horas. Quien sienta el impulso de devolverle el favor a esta rama del conocimiento humano, ahora puede hacerlo gracias a proyectos colaborativos de investigación como el Einstein@Home (E@H, que se traduce como Einstein en casa). Esta iniciativa acaba de lograr que el administrador de sistemas de la Universidad de Maguncia (Alemania), Daniel Gebhardt, y el matrimonio Colvin de Iowa (EEUU) hayan sido protagonistas de un descubrimiento que ha merecido un puesto en la alfombra roja de la ciencia: las páginas de la revista Science.

'Es una forma maravillosa de involucrar al público en los nuevos hallazgos científicos', explica a Público el creador y director del E@H, el investigador de Física Gravitatoria del Instituto Max Planck (Alemania) y del Departamento de Física de la Universidad de Wisconsin (EEUU), Bruce Allen.

Es el primer hallazgo astronómico nacido de la computación distribuida

Este proyecto persigue y analiza las señales emitidas por un tipo de objeto estelar llamado púlsar en busca de aquellos que aún no han sido descubiertos. Para ello, se sirve de los datos recogidos por el radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico. Tras una serie de procesos en varios centros de investigación, los datos son repartidos por los miles de ordenadores que colaboran con el proyecto de forma voluntaria. E@H utiliza unos 500.000 ordenadores de 250.000 ciudadanos anónimos repartidos en 192 países del planeta.

El gran volumen de voluntarios, que aportan una media de dos computadoras por persona, da lugar a una velocidad de análisis comparable a los ordenadores más potentes del mundo. No obstante, el porcentaje de europeos adscritos al E@H 'representa sólo el 0,02% de la población', advierte a Público el autor de la investigación del Instituto Max Planck, Benjamin Knispel. 'Si esta cifra se multiplicara por diez, muchas disciplinas científicas podrían beneficiarse de ello', asegura.

Unas 250.000 personas participan en el proyecto Einstein@Home

'El esfuerzo que debe hacer un voluntario de E@H es mínimo', afirma Knispel. Para participar, lo único que hay que hacer es registrarse en la web del proyecto y descargarse el software del programa. Una vez instalado, el ordenador analiza los datos por sí solo cuando el usuario no lo está utilizando. 'Todo funciona de forma automática después del primer paso, no se me ocurre ninguna razón por la que no donaría mi ordenador a un proyecto así', alega Knispel.

Así, los Colvin y el señorGebhardt ya son parte de la historia de la ciencia. Para ello sólo han tenido que destinar unos minutos de su vida a instalar un programa informático. 'Sus ordenadores fueron los que captaron con más detalle la señal de este nuevo púlsar', explica Allen.

Los púlsares son estrellas formadas por neutrones que giran sobre sí mismas a gran velocidad. Estos extraños objetos actúan a modo de faros en medio del universo, puesto que emiten radiación de forma periódica. El nuevo habitante espacial descubierto por el E@H ha sido bautizado con el nombre de PSR J2007+2722 y pertenece a los dominios de la Vía Láctea, donde se sitúa a unos 17.000 años luz de la Tierra, en la constelación deVulpecula (La zorra).

Para añadir interés al hallazgo, se trata de un púlsar inusual, carente de la estrella que suele acompañar a los objetos de sus características, lo que complica a los científicos la tarea de explicar su formación. Los investigadores barajan dos posibles procesos: o bien se trata de un púlsar que perdió a su compañero, o es un ejemplar casi recién nacido. De los 1.900 púlsares que se conocen, sólo 13 se han creado según el primer proceso, en cuyo caso este sería el más veloz de su clase, rotando 41 veces por segundo. No obstante, los púlsares recién nacidos 'son incluso menos comunes', asegura Knispel.

'Aún no sabemos qué averiguaremos gracias a este hallazgo, pero lo que está claro es que es un objeto muy interesante', dice Knispel. El tiempo desvelará la importancia del estudio que pasará a la historia de la ciencia, según el Instituto Max Planck, como 'el primer descubrimiento astronómico genuino por un proyecto público voluntario de computación distribuida'.

Inteligencia extraterrestre
SETI@Home, con más de 180.000 usuarios, fue el primer proyecto de computación distribuida. Comenzó en 1999 y tiene como fin hallar pruebas de inteligencia extraterrestre mediante la detección de señales de radio.

Simular el movimiento de partículas
Más de 18.000 voluntarios participan en el proyecto LHC@Home, que tiene como fin simular el movimiento de las partículas que se encuentran en el LHC del CERN. Su objetivo es prever los fallos que puedan surgir para evitar reparaciones costosas y contribuir a mejorar la eficiencia del sistema.

Digitalización de libros
Cuando un usuario introduce con su teclado el código manuscrito que le aparece en una web puede estar contribuyendo a la digitalización de libros. Este proyecto se llama Recaptcha y las palabras que introduce provienen de libros escaneados. Cada palabra descifrada ayuda a digitalizar una obra que una máquina no sería capaz de interpretar.

Cura de enfermedades
El proyecto Rosetta@Home, en el que participan más de 46.000 usuarios, intenta definir la forma 3D de las proteínas. El objetivo es ayudar a comprender enfermedades como el sida, la malaria o el cáncer.

Evolución de la Vía Láctea
El proyecto de computación MilkyWay@Home tiene como fin hallar la forma en que las galaxias enanas de la Vía Láctea se han modificado tras su fusión con la galaxia mayor. Los cálculos, a los que contribuyen más de 45.000 usuarios, añaden información sobre la forma y la densidad de la materia oscura.

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