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Fallece el 'cantaor' Chano Lobato a los 82 años

Estaba considerado el mejor intérprete vivo de los cantes de Cádiz

JUAN JOSÉ TÉLLEZ

El 'azúcar' como llamaba a la diabetes fue matando lentamente al cantaor Chano Lobato (Juan Miguel Ramírez Sarabia, Cádiz, 1927). A primera hora de hoy, sus restos serán incinerados en el cementerio de San Fernando de Sevilla y, cuando pase la Semana Santa, sus cenizas serán arrojadas al Guadalquivir y al Campo del Sur de la capital gaditana, no muy lejos de donde estuvo la tienda del Matadero, donde el maestro de las cantiñas, de la bulería y de los tanguillos se inició en el cante.

'Hace un mes que ya no quería ver a nadie', resumía ayer en el tanatorio de la SE-30 (Sevilla) su hijo Chanito, junto a Rosario La Chana, la viuda del intérprete de Volver, Los anticuarios o La negra Tomasa. El féretro abierto dejaba ver la cara apacible del artista, apenas crispada: 'Se apagó, se quedó dormido. Qué guapo está', concluía Matilde Coral, la bailaora que acogió a Chano en su tablao, apenas amanecían los años cincuenta.

Ambos protagonizaron, en sus últimos años, el programa El Público, que Jesús Vigorra dirige para Canal Sur Radio y en donde intercambiaban recuerdos y ocurrencias.

Chano confesaba que había aprendido a contar historias escuchando a Dean Martin y al rat-pack de Frank Sinatra en sus giras por EEUU, pero no menos cierto es que intentó insinuarse a Ava Gardner en un taxi en Madrid y el animal más bello del mundo le largó un guantazo que fue a parar a la cara de Rafael El Negro, el marido de Matilde. 'Los bajó a los dos y tuvieron que volver andando', resume la bailaora.

En 2007, Chano Lobato recibió el premio Niña de los Peines, algo así como el Nobel del flamenco, con el que la Junta de Andalucía reconoció su generosidad creadora y su actitud ante la vida: 'En su ingenio o en el de Pericón influyó mucho el hambre', resumía el investigador José Luis Ortiz Nuevo, que también acudió a darle el último adiós al ochentón que cantó hasta con Compay.

A su vez, desde Cádiz, llegaron las hermanas del difunto: 'Qué poco le pega a Chano la palabra luto', mascullaba el cantautor Javier Ruibal. A sus más de 80 años, seguía recorriendo peñas, salones de actos y festivales.

Había crecido en el gaditano barrio de Santa María: 'Allí nunca escuché yo esa diferencia entre payos y gitanos. Allí se era flamenco o no se era flamenco'. Huérfano de padre desde los 13 años, se las ventiló entre la picaresca del muelle y la fábrica de tabacos, a la sombra de personajes irrepetibles como el maestro Aurelio Sellé o su amigo El Morcilla, que tuvo que exiliarse a Argentina.

'Yo tiraba para la izquierda, aunque tampoco es que fuera Lenin', afirmaba este cantaor que se definía como un 'jornalero del cante', que acudió en alguna ocasión a La Bodeguiya de Felipe González y que dejó compañías prestigiosas como la Antonio cuando empezó a hacerse oír en solitario, a partir del premio Enrique El Mellizo, en 1974.

Murió Chano, pero los cantes de Cádiz siguen vivos, como su memoria: 'Los de este rincón tenemos esa cosita cantando', medio se disculpaba, haciendo historia con mayúsculas entre chiste y chiste.

'Un referente del cante por bulerías'

Matilde Coral, bailaora y amiga del fallecido, ha agradecido las muestras de condolencia en nombre de la familia y ha manifestado que 'es una suerte morir sabiendo que todo el mundo te va a recordar como un personaje carismático'.

La bailaora sevillana ha definido a Ramírez Sarabia como 'un referente del cante por bulerías', que va a dejarle a ella 'la vida un poco más vacía', y ha lamentado que los artistas, 'cuando queremos descansar y vivir tranquilos, nos morimos, porque no aguantamos parar'.

 El director de la Agencia del Desarrollo del Flamenco, Francisco Perujo, ha afirmado que 'hoy se ha perdido un grande incuestionable sin el cual no se explica el flamenco de los últimos años' y ha alabado su 'genuina forma de cantar para el baile, de cantar el compás', que 'se ha ido con él'.

Maribel Montaño, delegada de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, ha anunciado que la próxima Bienal de Flamenco 'tendrá una referencia importante' a 'Chano Lobato' 'porque se la debemos'.

 Montaño ha transmitido sus condolencias al mundo del flamenco, 'que ha perdido al último de una serie de cantaores peculiares', y ha recalcado que el cantaor, aunque no era de Sevilla, era 'un hijo adoptivo real de la ciudad, porque ésta era su ciudad puente, la ciudad que quería para vivir y para morir'.

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