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Con los ojos en las pequeñas cosas

La exposición Años 70. Fotografía y vida cotidiana abre la XII edición de PHotoEspaña, dedicada a lo cotidiano. Alberto García-Alix, Cindy Sherman, Claudia Andujar y Carlos Pazos, entre los fotógrafos de

ISABEL REPISO

Parece razonable la vuelta a lo esencial en tiempos de crisis, a lo pequeño como medida de todas las cosas. Es la tesis que propone Años 70. Fotografía y vida cotidiana, exposición que abre la XII edición de PHotoEspaña, el próximo martes, patrocinada por la Fundación Banco Santander y que aborda ese lugar a medio camino entre lo rutinario y lo banal.

Los comisarios Paul Wombell y Sérgio Mah explican que la elección no ha sido gratuita. Por un lado, ven en los setenta el árbol genealógico de lo que hoy es la sociedad occidental, empezando por la propia cotidianidad, cuyo triunfo artístico estuvo relacionado con una cierta percepción de libertad. 'Los setenta representan el inicio de lo que hoy somos. Ha sido una década ignorada y sin embargo, en ella se gestan ideas tan actuales como la de mercado libre, la globalización o la de tomar decisiones individuales', valora el comisario Paul Wombell.

En segundo lugar, Sérgio Mah, comisario general del festival, llama la atención sobre el actual giro a lo cotidiano. 'El arte contemporáneo está dando señales de que hay una mayor atención por los fenómenos de lo cotidiano, por ejemplo, la cultura del frikismo; en parte generada por cierto rechazo a la tecnología', explica. Lo cual no deja de ser paradójico, porque nunca antes como ahora la tecnología fue una herramienta tan común.

'La gente está renegociando su relación con la realidad, porque la televisión ha dejado ser el medio de comunicación principal. Eso explica que se recurra a canales de información alternativos, como el cine documental. Se está renegociando cómo se emite y cómo se recibe la información'. Y se hace desde visiones subjetivas y con un especial interés local. 'Caminamos hacia los vecindarios. La crisis política nos ha hecho cuestionar la globalización, y la sociedad tiende a organizarse de nuevo en torno a comunidades locales, incluso en Internet', advierte Wombell.

Con nombres como Cindy Sherman o García-Alix, Años 70. Fotografía y vida cotidiana, construye una noción de lo ordinario que evoca desde el tedio a la resignación, pero también el momento robado y el preparado. El material comisariado por Mah y Wombell rechaza las narraciones heroicas y centra la mirada en la propia experiencia, aunque sea a través de la observación del otro.

La fotógrafa Fina Miralles (Sabadell, 1950) explica esta perspectiva desde una tesis generacional: 'Ahora el arte se ha profesionalizado sobremanera y se ha perdido el hacer por el simple placer de conocer. Yo no me dedicaba a la fotografía profesionalmente, sino vivencialmente'. Una actitud que comparte con Alberto García-Alix (León, 1956). 'Yo voy haciendo fotos por la vida. En la época de Teresa en la buhardilla fotografía que forma parte de la muestra estaba aprendiendo y ni soñaba con ser fotógrafo'. Lo cotidiano entronca en estos dos autores con una no-conciencia, que Miralles actualmente no detecta en las nuevas generaciones de artistas. Y aunque García-Alix ha evolucionado hacia una 'intencionalidad', la artista catalana no ha vuelto a trabajar desde que diera por terminada su obra, en 1996.

En un contexto marcado por la poscolonización, el fotógrafo Malick Sidibé (Malí, 1935) que también participa en la muestra reconoce haber trabajado mucho sin darse cuenta. Sus retratos de la noche de Bamako en los setenta no sólo demuestran los usos populares de la fotografía, sino que conforman una visión alejada de los clichés que desde Occidente se vienen atribuyendo al continente africano.

Sin embargo, Mah recuerda que en la misma década en la que trabajaban García-Alix, Miralles y Sidibé surgieron corrientes críticas con los valores tradicionales de lo que debía ser la fotografía, como la objetividad o el realismo. En la segunda mitad de los setenta, Susan Sontag (1933-2004) cuestionó la capacidad de la instantánea realista para incidir en la sociedad. 'La tendencia estetizante de la fotografía es tal que el medio que transmite angustia termina por neutralizarla', escribió en su libro Sobre la fotografía. Sus reflexiones tuvieron impacto en intelectuales de la época, como el crítico de arte John Berger, que meses después dedicó a Sontag una réplica.

En clave actual, la vuelta a lo común de la que habla Mah se ha fraguado desde ámbitos no exclusivos de las artes plásticas. Por ejemplo, desde la literatura. En este sentido, el fenómeno de Paul Auster es revelador. 'En su éxito ves esa conexión global de lo cotidiano', dice Wombell: desde la relación con el barrio, en Brooklyn follies, a la importancia de los vínculos familiares y el trauma de su pérdida, en El libro de las ilusiones.

Años 70. Fotografía y vida cotidiana tiende puentes con discursos presentes en el arte actual, como el tema de la identidad y el género. En la intimidad, serie fotográfica de Carlos Pazos (Barcelona, 1949) que se enmarca dentro de Voy a hacer de mí una estrella, no sólo pone de manifiesto la dicotomía entre deseo y repulsión, sino que activa una reflexión crítica entre el espacio público y el privado, con el exhibicionismo como telón de fondo. Con similar capacidad para adelantarse al futuro, contrasta que Pazos, como Miralles, haya perdido la fe en el arte contemporáneo. 'Estoy muy desengañado. Ahora parece que el artista toma el papel del sociólogo, del científico y, a veces, del político', manifiesta.

El checo Viktor Kolár (Ostrava, 1941) presenta en la serie Ostrava su ciudad desde la extrañada mirada de un extranjero. 'Ese es uno de los valores más importantes de este trabajo', señala el fotógrafo, que tomó las instantáneas tras un exilio de cinco años en Canadá después de la URSS acabara con la Primavera de Praga. Con una trayectoria marcada por los temas sociales, su interés por lo cotidiano escapa a cualquier idea de pertenencia a un movimiento. Una idea, la del trabajo personal y sin vínculos comunes, que caracteriza a todos los fotógrafos consultados en este reportaje, incluida Claudia Andujar (Suiza, 1931), que nos atiende fugazmente desde Brasil.

De ahí el carácter heterogéneo de esta exposición, que seduce al espectador como una película coral en la que el subjetivismo del fotógrafo dialoga con el del visitante, y que tiene sus raíces en los reportajes de Robert Frank, Lee Friedlander o William Klein. Y si los años setenta fueron el embrión de lo que hoy somos, cabe preguntarse hacia dónde vamos. 'Creo firmemente en los recursos locales, en la solidaridad local y en la inventiva local', apunta Kolás, que ahora centra su crítica social en la búsqueda de la satisfacción inmediata en la que ha degenerado el sistema capitalista.

PHotoEspaña arrancará el próximo miércoles y propone hasta el 26 de julio un total de 72 exposiciones con obras de 248 artistas, aunque la idoneidad del tema a los tiempos que corren no es intencionada. 'Puede leerse lo cotidiano como una reacción a la crisis. Sin embargo, yo ya tenía la cotidianidad en mente desde antes de que tuviera lugar mi primera edición' (dedicada al paisaje), reconoce Mah, que ya sabe qué tema centrará la siguiente edición. Y lo local lleva casi todas las papeletas del bombo.

Dorothea Lange
4 de junio/ zorrilla, 3
Lange, autora del imaginario de la emigración a EEUU, documenta la penuria de los desfavorecidos en los años treina y cuarenta.

Bartolomé Ros
5 de junio/ conde duque, 9
El fotógrafo documentó la campaña militar en el norte de África y los cánticos que entonaban Franco y Millán Astral.

Annie Leibovitz
18 de junio/ alcalá, 31
La esfera familiar de la fotógrafa se mezcla con retratos institucionales y visiones de sus viajes a Kyoto, Venecia, Berlín, Sarajevo y El Cairo.

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