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El vagabundo de los ferrocarriles

Se publica 'En ruta', texto inédito en castellano, en el que Jack London narra su recorrido por EEUU cuando tenía 18 años

GUILLAUME FOURMONT

Decía Claude Lévi-Strauss poco después de regresar de Brasil, no sin cierta ironía, que odiaba 'a los viajes y a los viajeros'. Una osadía inesperada por parte del padre de la etnología, una osadía que no escuchó nunca otro viajero famoso, otro etnólogo de los tiempos modernos, Jack London. El autor de Colmillo blanco y de La llamada salvaje no siempre fue un escritor reconocido y adinerado; quizá no lo habría sido nunca sin atravesar los 20.000 kilómetros de ferrocarriles de Estados Unidos como vagabundo. Corría el año 1894 y London, con 18 años, descubría la cara más dura de la realidad capitalista de su país.

'En el mundo de los vagabundos, la vida cobra un rostro proteico: es una fantasmagoría siempre cambiante, donde lo imposible ocurre y lo inesperado te asalta agazapado tras los matorrales en cada recodo del camino', escribe London en En ruta, un texto inédito hasta la fecha en castellano y que publica ahora la editorial Marbot. El joven Jack es un hobo, un vagabundo que viaja sin destino entre las ruedas de los vagones, que duerme a escondidas en las estaciones, que come lo que roba o lo que la gente le deja, y que no conoce otro techo que el de la prisión.

Harto de la explotación laboral que padece en una fábrica de electricidad de Oakland donde trabaja 10 horas al día por 30 dólares al mes, Jack London (1876-1916) lo abandona todo para seguir a los vagabundos que sobreviven a lo largo de las vías de ferrocarriles. En ruta empieza con la 'confesión' de un London hambriento que toca a la puerta de una señora para pedirle comida. 'Que sepan ustedes que el éxito del mendigo depende de su capacidad para contar una buena historia. Antes que nada, en el primer instante, el mendigo debe 'tomarle la medida' a su víctima', escribe al autor.

Historias, hay que inventar muchas. Para conseguir comida; para escapar de las trampas de los revisores de los trenes que le persiguen día y noche, en cada vagón, a los 'clandestinos'; para no ir a la cárcel... London acabó entre rejas varias veces, una vez llegó a cumplir una condena de tres meses por vagabundear en la calle.

El mendigo debe 'tomarle la medida' a su víctima'

Publicado en 1907 en el periódico Cosmopolitan Magazine, cuando London ya era un autor reconocido, En ruta es la crónica de un joven que viaja sin dinero por todo Estados Unidos, que se enfrenta a la codicia y el individualismo de la gente y de las autoridades. Más que un testimonio sobre la pobreza, En ruta es un texto de referencia para las generaciones más contestatarias, desde la Generación Beat el título de la novela de Jack Kerouac, En el camino, no es una casualidad hasta los nuevos soñadores como Chris McCandless, el joven de Hacia rutas salvajes que lo dejó todo para aislarse (y morir) en Alaska.

La realidad que describe es la más dura. London, que asegura ser un típico individualista estadounidense antes de iniciar este viaje, habla de todos aquellos hombres, 'marineros, soldados, obreros, encorvados y desfigurados y deformados por el trabajo físico, los accidentes, y abandonados a su suerte por sus amos como tantos caballos viejos. Con ellos mendigué o temblé de frío en vagones de trenes y en parques mientras escuchaba historias de vidas (...) que acababan en el fondo del Pozo Social'.

London nunca olvidó esos momentos y el peligro de caer 'hacia la ruina del fondo' le llevó a convertirse 'a golpes de martillo' al socialismo. El tono de En ruta no deja ninguna duda sobre las ideas políticas del escritor. No tenía gran consideración para el capitalismo, aunque el comunismo tampoco le sedujo del todo. Tras el testimonio de sus aventuras y a modo de conclusión, también se publican en esta edición pequeños textos inéditos de London, Escritos políticos, entre los cuales Cómo me hice socialista. El texto arranca así: 'Es bastante justo decir que me hice socialista de un modo similar a como los teutones paganos se hicieron cristianos: a golpes de martillo'.

Empecé a andar por el camino. Mañana sería otro día, y era joven'

La miseria de la que fue testigo durante su viaje por los ferrocarriles convirtió a London en un crítico del sistema capitalista que regía su vida hasta entonces. En otro escrito político, El Esquirol, el autor lamenta y concluye: 'En una sociedad competitiva, donde los hombres luchan entre sí por casa y comida ¿qué es más natural que el hecho de que la generosidad, cuando esta supone una mengua para la casa y la comida de los demás hombres, deba ser tenida por algo terrible? Atacar la casa y la comida de un hombre es atacar su vida; y en una sociedad organizada sobre la base del encarnizamiento, un acto tal resulta amenazador y terrible por más que pueda ser ejecutado bajo la apariencia de la generosidad'.

En ruta es un texto lúcido, pragmático, aunque Jack London nunca deja de creer en la ilusión de un futuro mejor: 'Empecé a andar por el camino. Mañana sería otro día, y era joven'.

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