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La plataforma artística 'La Internacional' desafía la crisis

La primera exposición producida por esta iniciativa colectiva llega al Macba

LÍDIA PENELO

'No queremos hacer la típica representación que habla de las duras condiciones de vida que hubo durante el socialismo', señaló Zdenka Badovinac, comisaria de la muestra Museo de las narrativas paralelas. En el marco de La internacional, ayer por la mañana, en la presentación del montaje que se puede visitar en el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba)hasta el 2 de octubre. La exposición presenta una selección de obras de la colección Arteast 2000+ de la Moderna galerija de Liubliana, la primera dedicada al arte de vanguardia de Europa del Este desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta hoy.

Museo de las narrativas paralelas se trata de la primera propuesta organizada por La Internacional, una plataforma formada por cinco museos y distintos archivos de artistas europeos, y creada para compartir fondos artísticos y darles mayor visibilidad.

En el contexto actual de crisis económica en el que los museos cuentan cada vez con menos recursos, la apuesta de La Internacional, creada en 2009 por la Moderna galerija de Liubliana, el Macba, el Van Abbemuseum de Eindhove, el Museum Van Hedengaagse Kunst de Amberes y la Július Koller Society de Bratislava, brinda una salida a los responsables de dotar de contenido los espacios artísticos. Según el director del Macba, BartomeuMarí, La Internacional ha nacido para trascender las limitaciones de las instituciones y establecer nuevas narrativas artísticas. 'La Internacional habla con un nuevo vocabulario', remarcó Marí. Además de trabajar para reescribir la historia del arte, esta plataforma, que recibe el apoyo de la Unión Europea, pretende formar al espectador y fomentar la investigación.

Para empezar con este cometido, el primer gran montaje de La Internacional ha traído a Barcelona más de cien obras de unos 70 artistas que han trabajado, desde finales de los años sesenta, en los márgenes del sistema establecido en los países del este. Para la comisaria, uno de los elementos importantes de visitar la colección Arteast 2000+ es poder entender el proceso de 'autohistorización' que surgió en los años noventa en los países del este después de la caída del muro de Berlín.

'El objetivo de estas obras no es el de presentar quiénes somos nosotros. Lo importante es que estas piezas, más que las obras en sí mismas, contienen mucha autorreflexión', argumentó Badovinac.

Precisamente, para facilitar que el visitante comprenda estos 'procesos de reflexión', la muestra se divide en cuatro ámbitos, cada uno dedicado a una postura estética distinta. Desde las performancesde artistas como Ion Grigorescu, creadas para aliviar lo que sucedía bajo el sistema socialista, hasta los archivos de creadores como Julius Koller, que buscan incluir en la historia del arte a todos los artistas que desafiaron los cánones.

'Estamos en contra de incluir en nuestra colección lo que ya existe en otros museos, a pesar de que el arte de Europa del Este no está presente en los museos occidentales', observó la comisaria frente a la pieza Alfombra programada, realizada por el OHO Group en 1969.

Zdenka Badovinac no se cansó de repetir ayer que lo importante del montaje no es el mensaje de protesta o desacuerdo político que desprenden las obras, sino 'la defensa de la autonomía del arte que hay en ellas'. Aunque observando la película Boxing, de Ion Grigorescu, en la que dos hombres desnudos pelean hasta la extenuación, resulta difícil eludir la carga política de la exposición.

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