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"El color en la fotografía tiene un componente social"

Alex Webb, fotógrafo. Referente de la agencia Magnum, expone 30 años de trabajo

CARLOS PRIETO

Entre 'fascinado' y 'horrorizado'. Así se quedó el fotógrafo Alex Webb (San Francisco, 1952) cuando leyó Los comediantes hacia 1975. Ambientada en Haití, en los tiempos más salvajes de la dictadura de François Papa Doc Duvalier, la novela de Graham Greene le marcó por su paradójica mezcla de violencia salvaje y alegre colorido. Hasta el punto de que su lectura le llevó a tomar una decisión que marcó su carrera: se pasó al color y no volvió a hacer fotos en blanco y negro.

Hasta entonces había fotografiado los parajes y gentes de Nueva Inglaterra, 'una reserva emocional donde todo ocurre cuando las puertas de las casas se cierran'. Su salto al color tuvo algo de gesto revolucionario. Webb, uno de los fotógrafos de referencia de Magnum, venía de la tradición de la fotografía documental en blanco y negro. Su búsqueda del color en países como Haití, Cuba o México abriría el género a territorios coloridos poco transitados hasta entonces. Todo esto y mucho más puede verse en Alex Webb: Selecciones 1975-2004, retrospectiva de la obra del fotógrafo estadounidense que alberga el Centro de Arte de Alcobendas.

'Hacia 1975 me di cuenta de que mis retratos en blanco y negro de Nueva Inglaterra eran demasiado estáticos. Tras leer Los comediantes viajé a Haití, Jamaica y México. Allí descubrí que el color no era sólo una luz, sino que reflejaba una cultura. El color tenía un componente social', aclara. Los colores, en efecto, no son inocentes. Webb, afincado en Nueva York, asegura que en Times Square también hay colores. Pero se trata de colores 'comerciales', cuya función es 'vender' cosas.

Webb está obsesionado con los colores. Pese a que 'nunca debes decir nunca jamás', descarta regresar al blanco y negro. Por motivos, se podría decir, fisiológicos. 'Mis sensaciones con el blanco y negro surgen de la cabeza, mientras que las que tengo con el color provienen del estómago. Son sentimientos completamente diferentes'.

El fotógrafo, que estudió Historia y Literatura, no cree que la fotografía posea la capacidad de la novela para contar una historia. Sus imágenes se mueven en el terreno de la 'sugerencia' y la 'ambigüedad'. 'Contar una historia no es el término adecuado para describir lo que hace la fotografía con la realidad. Una fotografía vendría a ser la imagen de un poema'. Pero sería un error decir que las fotografías de Webb, protagonizadas por personajes que se cruzan y no tienen que ver entre sí, no cuentan cosas. La comisaria Lola Garrido cree que su 'lenguaje narrativo' es como una 'novela visual'. Con todo, Webb lo tiene claro: una fotografía no debe 'dar respuestas' sino 'hacer preguntas'.

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