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Cyan y el increíble vuelo del funambulista de las Torres Gemelas

La banda barcelonesa presenta su tercer disco 'Delapso', plagado de crítica y reflexiones sobre la sociedad en la que vivimos

YERAY CALVO / J. LOSA

7 de agosto de 1974. Apenas son las 7:15 de un nuevo día en Nueva York. Una mañana como otra cualquiera en una ciudad que amanece, como de costumbre, inmersa entre el rutinario ajetreo y el movimiento aleatoriamente organizado de sus habitantes. Philippe Petit, de 24 años, se dispone a caminar sobre un cable de acero que une las Torres Gemelas de Manhattan, desafiando las leyes de la gravedad y ya de paso, las de una sociedad que nunca vio con buenos ojos las ‘locuras' de este joven francés (ver extracto del emotivo documental Man on wire).

La historia de este funambulista que da nombre a una de las canciones de la banda barcelonesa Cyan -que acaba de publicar su tercer disco (Delapso, BMG)- es la historia del propio grupo. Una lucha constante contra una sociedad que expulsa del sistema a aquel dispuesto a desafiar la normalidad establecida. 'Llegué a este personaje por un artículo de una bloguera americana que sigo bastante. Era una crítica que hacía -Petit- hacia el sistema educativo. Explicaba cómo en la escuela no encontró su sitio, cómo el sistema le había escupido fuera y cómo sentía que mucha gente había pasado por lo mismo', relata Javier Fernández, cantante del grupo. Se trata de la descripción de unas estructuras preparadas para aniquilar cualquier rastro de creatividad y dispuestas a llevar a aquel que se resista por una línea tan recta como la cuerda por la que un día caminó Petit durante 45 minutos a más de 1.300 pies de altura. 'La vida de este personaje es como una especie de oda a la tenacidad y al esfuerzo, a seguir las pasiones de uno mismo', explica Fernández, que establece un paralelismo con su banda. 'Valoramos esa tenacidad, seguir nuestro camino. No sabemos si nos va a ir bien o mal pero es lo que nos apetece hacer, las canciones que queremos hacer y el tipo de vida que queremos llevar'.

Philippe Petit, en acústico (Cyan) from yeray on Vimeo.


 

'Nuestros primeros discos eran más introspectivos. En Delapso (ver videoclip del primer sencillo) hemos pasado a un terreno más de crítica camuflada, a veces no tan camuflada, al sistema, a uno mismo, a nuestro entorno', comenta el frontman.  Las diez canciones que componen este trabajo muestran sensibilidad por lo que está ocurriendo en estos tiempos tan convulsos. Un interés intenso a juzgar por la forma tan enérgica con la que suenan sus canciones: crudas y eléctricas. 'Leí una entrevista a Niños Mutantes en la que decían que el que todavía sigue hablando de su culo en estos tiempos es que vive en una burbuja. Me sentí especialmente identificado con esa frase', admite. De forma natural, Javier, Gorka, Jordi y Sebastián emprendieron un viaje que les ha llevado a trabajar con 'temas que denotan cierta incomodidad. Nunca habíamos sido un grupo político, ni de crítica hacia fuera, y en estas canciones sale a flote esto', zanja.

'El sistema educativo en España lo veo añejo', comenta Javier Fernández, líder de la banda La crítica se extiende hasta el mismo modelo que rechazaba Petit: 'El sistema educativo en España lo veo añejo. Si te pones a comparar con el finlandés, ves que están como más abiertos. Hay que maximizar el carácter del individuo y no meter a todos en el mismo saco, aunque entiendo que eso es muy difícil', explica Fernández. 'Cuando un crío es pequeño es cuando más hay que fomentar eso', añade Gorka, guitarrista de la banda. 'Justo en ese momento meterles en una escuela y que sea todo tan sectario hace que acabes desarrollando cualquier tarea sin saber qué llevas dentro'. Javier considera que 'la creatividad se asocia con incertidumbre. Tú tienes un niño, te viene el profesor diciendo que es muy bueno en matemáticas y en arte y probablemente te quedes con que es muy bueno en mates y el arte lo dejes fuera. Tampoco el tipo de trabajos que puedes desarrollar después están valorando eso', reflexiona.

Kilometros y kilómetros de carretera, horas de ensayo y la distancia son algunos de los peajes que tiene que pagar cualquier banda por hacer sonar su música por la geografía española. 'Pasas momentos jodidos, pero el resultado final es de satisfacción', comenta Gorka.  Javi, sin embargo, apunta lo amargo que puede resultar ver, después de tanto trabajo, ciertos comentarios destructivos atrincherados tras el anonimato de internet. 'Nos gusta que la gente diga lo que piensa, pero de una forma constructiva. Vimos un comentario en un vídeo nuestro y cómo ese mismo tío había metido otros diez comentarios en cola en otros vídeos de otras bandas igual de negativos. Supongo que no es consciente de lo que hay detrás de todo este curro', lamenta. 'Los Niños Mutantes dicen que el que sigue hablando de su culo en estos tiempos es que vive en una burbuja. Me identifico con esas palabras'Otro peaje es el de los prejuicios musicales, como el que parece existir especialmente en la escena catalana respecto a ciertos grupos y cómo se valora más una pose que la propia música. 'Es un poco así en todos los géneros. Jordi y yo trabajamos en un estudio por el que pasan todo tipo de grupos: indie, pop, etc, y todos se quejan de que pasa un poco esto en Barcelona', culmina Gorka.  Unas dificultades que, lejos de desanimar a la banda, les plantea el reto de caminar sobre el alambre, como si se tratase de un 7 de agosto de 1974 cualquiera.

 

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