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"Ninguno de los tres actores se ha vuelto un salvaje"

David Barron es el productor de siete películas de Harry Potter

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

David Barron ha estado implicado en la producción de siete de las películas de la serie. En La cámara de los secretos, sólo en la parte financiera, en las siguientes también en la parte creativa.

¿Qué impacto tendrá el final de la serie en la industria británica del cine?

Hay mucha gente que empezó su carrera con Harry Potter y que no ha hecho otra cosa desde entonces. Dábamos empleo directamente a entre 900 y 1.000 personas cada vez, hasta 3.000 si contamos la gente que trabaja en efectos visuales. Va a dejar un inmenso hueco en la industria.

Las primeras películas se hacían mientras J. K. Rowling escribía los libros posteriores. ¿Cómo se resolvía esa dificultad?

No contábamos con ninguna información privilegiada sobre la obra. Lo único es que no teníamos que hacer cola en la librería para conseguir el libro. Ella confiaba mucho en el guionista, pero no le daba todos los detalles sobre la evolución futura de la historia. Lo que hacíamos era intentar ser fieles a lo que contaba cada libro. Le enviábamos a ella el guión y hacía algunos comentarios. Todo era algo misterioso. A veces, podía decir 'yo no haría eso si fuera vosotros'.

¿A qué público se dirigían? ¿Al que ya había leído el libro o a todos en general?

Al principio, la mayor parte del público era el que había leído el libro. Luego vimos que teníamos un público que había crecido con las películas. Lo cierto es que, si no habías leído los libros o visto las películas anteriores, podías disfrutar de la experiencia de cada una, pero no comprenderías la historia por completo.

¿Por qué cree que tantos críticos piensan que El prisionero de Azkaban' es la mejor de la serie?

Las primeras dos películas eran necesariamente infantiles porque los protagonistas eran muy niños. Chris Columbus tenía que jugar con ellos. Mira aquí, haz esto, di estas palabras, les decía. La tercera es un poco el comienzo de la madurez, la llegada de la pubertad, y los actores son mayores y capaces de interpretar más cosas. Por otro lado, el tercer libro es quizá el menos popular. Alfonso Cuarón es un genio, un gran cineasta, e hizo un gran trabajo rodando escenas largas y preciosas.

El gran activo de las películas eran los tres protagonistas. ¿Cómo hicieron para que mantuvieran la cabeza en su sitio durante tantos años?

Cuidamos de ellos desde el principio. El mayor mérito fue de sus padres, que hicieron que crecieran en un ámbito libre de ego y fama. Ninguno se ha vuelto un loco o un salvaje. Sin ser raros, son gente normal, responsable, pero que acepta desafíos. Cuando tenían 10 años, ya sabías cómo serían cuando tuvieran 20.

Las películas son una lucha constante entre el bien y el mal, un tema recurrente en el cine. ¿Qué aporta en eso Harry Potter?

Voldemort se ha convertido en alguien a quien nos encanta odiar. Todos confiamos en que al final sea destruido y no vuelva a existir. Pero el tema básico de todas las películas es que todos debemos afrontar ciertas decisiones sobre la amistad, la lealtad, sobre cómo tenemos que enfrentarnos a la muerte. Por eso, no creo que sea exactamente una lucha de buenos y malos, como en los viejos westerns. Hay una dimensión emocional que va más allá de la lucha entre el bien y el mal.

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