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El notario de las ausencias

El escritor Willy Uribe publica 'Allí donde ETA asesinó', un libro en el que recorre los lugares marcados por los atentados

PAULA CORROTO

El día que murió Franco, la madre de Willy Uribe (Bilbao, 1965) entró llorando de alegría en su habitación y le abrazó. Para el escritor y fotógrafo, aquel momento quedó para siempre grabado en su retina. 'Y ayer [por el jueves], por fin, yo pude hacer lo mismo con mi hijo, que tiene 10 años. Esto es lo que nos va a quedar ahora: lo humano', cuenta a Público el escritor, visiblemente emocionado tras el anuncio de ETA de dejar definitivamente la lucha armada.

Uribe, autor de novelas policiacas como Los que hemos amado (Libros del Lince) y Sé que mi padre decía (El Andén), creció con la banda terrorista en las calles. En los cafés, los centros comerciales. Su mente está plagada de lugares en los que ETA acabó con la vida de cientos de personas. De ahí que cuando el periódico en el que trabajaba en 2009 le encargó una serie de fotografías sobre estos lugares teñidos de sangre decidiera emprender este viaje a la memoria.

El volumen muestra más de cien fotografías de bares, parques y calles

Durante cuatro meses se paseó por los parajes de Berastegui, donde en 1982 fue asesinado el taxista Pablo Garayalde; por el restaurante donostiarra en el que fue tiroteado Gregorio Ordóñez en 1995; o por la calle del barrio de Mondragón en el que un 7 de marzo de 2008 Isaías Carrasco cayó fulminado por cinco disparos. 'Empecé con una cronología de los atentados, pero después hice una selección e iba donde me guiaba mi instinto', explica Uribe.

Finalmente, el proyecto, titulado Allí donde ETA asesinó, no acabó en las páginas del diario, pero ahora ha sido rescatado por Los Libros del Lince, con prólogo de Patxi López. 'Este es el legado de la banda terrorista. Haber dinamitado la cotidianidad. Haber llenado Euskadi de ausencias, de pozos negros que dificultan el normal discurrir de la vida. Willy Uribe lleva tiempo catalogando estas ausencias. Con actitud de notario, pero con compromiso de testigo de cargo', escribe López.

En total, más de cien imágenes en blanco y negro de bancos vacíos, bosques y bares en los que un día alguien se tomó un café por última vez. 'Todo lo que es un recuerdo es un homenaje a las víctimas. Como escritor y fotógrafo creo que mi trabajo es dejar memoria de lo que ha sucedido', sostiene sobre el libro el escritor, quien, no obstante, afirma no tener como objetivo dar clases sobre la moral de cada uno de los asesinados.

'Es un recuerdo a las víctimas. Mi trabajo es dejar memoria'

En el tiempo en el que realizó este proyecto, Uribe se topó con muchas reacciones. 'Algunos me decían que por qué venía ahora, pero la mayoría fueron positivas', apunta. Había eso sí, mucha tristeza. 'Son lugares en los que hay cierta melancolía, aunque reconozco que yo soy un escritor que tiende a ello', añade.

En este camino no se encontró, sin embargo, con odio. 'Eso es algo que aquí [en la sociedad vasca] no pinta nada', asegura Uribe. Y el escritor no desea que ahora el último comunicado de ETA 'Es la primera vez en mi vida que escucho lo de cese definitivo de las armas, así que bienvenido sea', resalta se vea emponzoñado por discursos críticos. 'Desde luego, queda mucho trabajo de reconciliación entre los vascos, pero yo no estoy pidiendo un parte de derrota. Ahora es tiempo de esperanza y de juego político', insiste.

Para el escritor, hoy es un día para el triunfo del optimismo. Para que se asiente un mensaje como 'el que ha quedado en países como Chile con respecto a Pinochet'. Y que en esos bares, bosques, calles y aparcamientos se recuerde que 'ha sido el pueblo el que ha conseguido vencer' a los terroristas.

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