Público
Público

La odisea de migrantes y refugiados interpretada por ellos mismos, un "teatro puro”

El centro de investigación teatral TNT/Atalaya desarrolla con actores migrantes y refugiados la obra Sueños en Travesía.

Migrantes y refugiados ensayan Sueños en Travesía, en el teatro TNT/Atalaya de Sevilla.
Migrantes y refugiados ensayan Sueños en Travesía, en el teatro TNT/Atalaya de Sevilla. Raúl Bocanegra

Miércoles, 16 de marzo de 2022. Diez personas sobre las tablas oscuras del local de ensayo en el teatro TNT de Sevilla. Cinco en una esquina, cinco en la contraria. Unas mochilas en el centro del escenario. En fila india, caminan unos hacia otros y se saludan. Se ubican en una hilera al fondo, de espaldas, al principio y después, vuelven su rostro hacia los espectadores, hoy inexistentes. Se presentan. Pronuncian su nombre y apellidos y su fecha de nacimiento en su lengua materna. Se escucha árabe, español, esloveno…

A continuación, dos de ellos recitan una adaptación de los versos de Homero, con los que arranca La Odisea: "Cuéntame musa, la historia del hombre de muchos senderos que anduvo errante tras dejar su patria sagrada asolada saqueada devastada y dolores sufrió sin cuento, tratando de asegurar la vida y el retorno de sus compañeros, mas no consiguió salvarlos por mucho querer".

"Cuéntame, musa, –prosiguen– la historia de los que sucumbieron víctimas o escapados acabaron dejando atrás la guerra y el mar y en tal punto acabó para ellos el día del retorno. Cuéntame, musa, su historia, la mía, la de ellos…"

Es un fragmento pequeño de la obra, llamada Sueños en Travesía, incluida en el proyecto FATE –Future Academy on Tour in Europe–: un programa en el que TNT/Atalaya participa junto a ZID Theatre (Holanda), Social Community Theatre Centre (Italia), DAH Theatre (Serbia) y Studio 7 (Alemania).

Los actores de esta obra, que se estrena en mayo en Ámsterdam con tres funciones –y luego en octubre en Sevilla–, son migrantes y refugiados, personas "errantes" que han dejado su "patria sagrada asolada saqueada devastada".

"Hay mucha verdad en este proyecto", afirma Juana Casado, la directora de la obra. "Esto está interpretado –añade– por gente que es migrante: es su realidad, son ellos, sus circunstancias son estas. Cada uno cuenta una su historia. Y cuentan cosas que te impactan".

Uno de ellos es Billal Siasse, de 20 años. Proviene de la zona de Beni Melal, en Marruecos. Creció en una familia de trabajadores del campo, que cuidaba las verduras y hortalizas, las cabras y los animales de otros. En el año 2019, cuando tenía 17 años, se embarcó en una patera en patera, que cogió en un lugar indeterminado, "entre Tánger y Asilah", dice, y arribó "en Algeciras". Las razones que le motivaron a venir se resumen en dos: "Tengo que hacer mi vida" y "tengo que ayudar a mis padres". Además de ellos, en Beni Melal ha dejado dos hermanas.

Billal Siasse fue, por tanto, un Mena –menor no acompañado–, esa palabra en boca de Vox que estigmatiza, que separa, que aumenta prejuicios y levanta muros en la cabeza de la gente.

Cuando llegó, inició un periplo por varios centros. Algeciras, primero, en la provincia de Cádiz. Las Cabezas, Alcalá de Guadaíra, Valencia, La Luisiana, después en la provincia de Sevilla.

Ahora vive en Alcalá de Guadaíra y trabaja en La Palma del Condado en una empresa que se dedica a la instalación de placas solares. Tiene sus diplomas de electricidad y su salario.

Llegó al teatro gracias a una educadora que le habló de ello. "Vine el primer día, el segundo día y me gustó mucho", dice. Este es el segundo proyecto en el que participa con Atalaya y TNT, después de haber estado en el proyecto Mundo Magallanes-Elcano. "Me gustaría seguir en el teatro, como actor". Sus actores favoritos, dice a bote pronto, son John Wayne y Jim Carrey.

Migrantes y refugiados ensayan Sueños en Travesía, en el teatro TNT/Atalaya de Sevilla.
Billal Siasse, en una sesión de fotos. Raúl Bocanegra

"Esto es algo muy puro", dice Pedro Bidón, uno de los ayudantes de dirección de Juana Casado. Son ya actores "de gran categoría, sobre todo por la actitud que llevan a escena", agrega. "Es las ganas, la atención y la disponibilidad. Son unos grandes personas, lo primero, que al contar su realidad con tanta honestidad y veracidad, al escenificarla, se convierten en grandes actores".

"Enfoco el trabajo con ellos –dice Casado– como si fueran actores profesionales. Tienen tanta verdad dentro, que se equilibra, tienen algo muy puro, ellos tienen muchas ganas, se comprometen. Tienen sus vidas, sus problemas. Eso, que vengan a los ensayos y se impliquen como lo hacen, tiene un mérito tremendo".

Sueños en Travesía

Sueños en Travesía se ha ido creando, a partir de una idea trabajada mediante una metodología colectiva a través de talleres, junto con los propios actores. Así lo explica Casado: "Es un proyecto europeo que habla sobre migración. A partir de ahí, se nos ocurrió hacer la historia de la Odisea clásica a su medida. Partimos de cosas que ellos nos han contado a partir de la idea de por qué una persona emigra. Hubo gente que contó una realidad, otros contaron ficción. Ahí, iniciamos un trabajo de investigación".

Así lo resume Bidón: "La obra la estamos creando poco a poco, bajo la dirección de Juana Casado. Y la obra se está creando a medida que va avanzando. Cada ensayo se crea algo nuevo. No hay un texto previo en la obra. Va en función a lo que queremos contar. El texto de la Odisea está muy bien elegido. Independientemente del país en que hayamos nacido, migrantes podemos ser todos. Hay gente que decide emigrar. Se puede dar una desgracia. Para ser refugiado sí que tiene que haber un conflicto potente. Está bien elegido el texto en ese sentido. Al fin y al cabo el problema es el mismo. Detrás de todo esto, hay personas que sufren. La raíz de estos problemas son en muchísimas ocasiones los intereses políticos. Hay personas que están sufriendo esto. Eso es lo que tratamos de representar".

Otro de los actores es Mohamed Hamo. Viene, tras una larga travesía, de Alepo (Siria), una próspera ciudad destruida por la guerra. En mayo va a cumplir 26 años. De Alepo huyó a Turquía, junto con uno de sus hermanos cuando tenía 15. Hamo proviene de una familia de costureros y se pudo ganar la vida, durante cinco años, en Estambul con ese trabajo. Poco a poco, la familia entera, los ocho hermanos –cuatro mujeres, cuatro hombres– y los padres, se pudieron reunir allí. A los 20 años decidió emigrar a Grecia con un amigo sirio. Estuvo primero en Quíos, después en Salónica. Allí empezó con el teatro, hacía un "pequeño show" para niños en una guardería.

Cuando vino a España, ya asilado, lo hizo por Cataluña. Luego, se fue a Ávila, donde trabajó en un hostal. Y después vino a Sevilla, donde trabaja de nuevo como costurero en Alcalá de Guadaíra. La psicóloga que le atiende le habló del teatro. Esta es su primera experiencia con TNT/Atalaya y le encanta. "Yo quería ser actor desde chico, pero la guerra lo cortó todo. Me gusta mucho Will Smith y también un actor egipcio, Ahmad Helmey", dice.

El objetivo del proyecto FATE es crear "una conexión" entre personas migrantes y refugiadas, organizaciones culturales y ciudadanas de la Unión Europea "a través de la formación artística, la inclusión y la mejora de las oportunidades de empleo en el sector del arte".

"Buscamos también la integración: tres de los chicos que están dentro del taller son españoles de su misma edad. Es una experiencia maravillosa trabajar con ellos", asegura Casado. "Siempre se aprende. Aprendo de ellos la propia disciplina que tienen. Ojalá muchos actores profesionales tuvieran esta disciplina y el compromiso que demuestran con el proyecto. Por ejemplo, sus vacaciones de verano se las piden para ir a Amsterdam", agrega.

"La experiencia –analiza Casado– tiene un valor terapéutico. Por ejemplo, Billal era mucho más cerrado y ahora se está abriendo. La autoestima crece. Se sienten muy involucrados. Y queremos abrirles campos. Les suelen meter a camareros y cocineros. ¿Quién sabe? Igual acaban como diseñadores de luces o técnicos".

O actores.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?