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Sada gana el Herralde con un triángulo de amor y deseo

 

El escritor mexicano mezcla perversión y pudor en el México de los cuarenta

TONI POLO

Pudor, deseo, perversión, humor e intriga. Daniel Sada (Mexicali, México, 1953) juega con estos elementos en la novela Casi nunca, que el lunes le valió el XXVI Premio Herralde. El escritor azteca nos traslada al México puritano y clasista de los años 40 a través de un triángulo, más que de amor, de deseo.

Demetrio, ingeniero agrónomo que descubre el sexo de la mano de una prostituta, se enamora de una señorita de buena familia y mejores modales. Una vez al año cruzará un México aún sin asfaltar para ver a su prometida durante una hora.

Sada traza un fresco, no exento de humor, de la sociedad de la época a través del contraste entre las 'historias prohibidas de sexo en las que el señor se entrena para lo que venga' y las fantasías de la otra relación, que jamás se consumará hasta después de la boda. El escritor ha tardado 25 años en darle forma a esta tragicomedia, demasiado cercana a su núcleo familiar: 'Alguno la leerá y se sentirá identificado y ¡a ver qué pasa!'.

El editor de Anagrama, Jorge Herralde, alabó el estilo 'barroco' de Sada, que cautivó, entre otros, a Roberto Bolaño en vida. El ganador del premio confesó su obstinación por conseguir la armonía y cadencia de su prosa. 'Llegué a escribir una novela en octosílabos, aunque sin plasmarla en verso', admitió.

El finalista fue el peruano Iván Thays (1968), director del blog Moleskine Literario, por Un lugar llamado Oreja de Perro, una novela en la que cruza las reflexiones de un periodista enviado a una zona apartada de Perú, dominada por Sendero Luminoso, con la caída de Fujimori. 'Es más una película de David Lynch que un tratado antropológico', advirtió el autor. Anagrama también editará las obras de los otros tres finalistas, todos treintañeros, por su calidad literaria.

 

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