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"Me he ganado el derecho a decidir cuándo se acaba Raúl"

Detractores y seguidores dieron por sentado que le tocaba retirarse, pero él nunca hizo caso

JOSÉ MIGUELEZ / MADRID

No le quedaba nada de fútbol. O eso parecía. Ni para el Madrid, aunque conservaba el puesto, ni para la selección, de la que Luis le apartó tras el Mundial. Raúl González, el mejor jugador español de todos los tiempos, tocaba a su fin con 30 años. Y justo cuando se despedía, decidió volver. Otra vez el mejor Raúl, con sus goles, su llegada y sus ganas de ganar. Como siempre.

¿Por qué no hay que fiarse de su aparente decadencia?
Porque no es real. Es algo que le interesó a mucha gente. Escucho ese ruido desde los 26 años. Pero tengo el respeto y la admiración de los profesionales, de mis compañeros, hasta de los rivales. Y eso me lo he ganado en cada partido, en cada entrenamiento, durante 13 años al máximo nivel. Me exijo mucho. Y según pasan los años, más. Esa exigencia me ha hecho superar objetivos. Está claro que hay momentos  en los que no te encuentras bien. Y que venimos de un ciclo del club que no fue positivo para nadie. Y a mí, como la cabeza más visible del equipo, sí me perjudicó.

¿Le interesó a mucha gente? Si hasta sus fieles le dimos por acabado.
Bueno, son síntomas personales.

¿Usted no se preocupó? ¿De verdad nunca pensó que se acababa?
Pues no. He tenido bajones, claro, pero no los interpretaba igual. Para ustedes, si hago gol, estoy bien; si no marco en tres partidos, estoy mal. De eso a estar para retirarme, queda mucho. Me he caracterizado por entrenarme bien y cuidarme. Y he tenido suerte con las lesiones. Por eso sigo. Hombre, tengo que prepararme, aceptar que todo termina. Pero me llevan jubilando desde hace tres o cuatro años, y me quedan cuatro o cinco.

¿Le retirará el físico o el psíquico?
El físico, salvo que surja una lesión, no retira. Lo que jubila es el cansancio mental. Hay cada vez más futbolistas que, sin tanta presión, alargan su carrera hasta los treinta y muchos. También reconozco que he empezado muy joven y que tanta tensión y responsabilidad hace mella. Y más si el ambiente no es bueno. Eso sí afecta.

¿O sea, que también se preocupó?
He sufrido muchísimo. Los que queremos a este club lo hemos pasado muy mal. Y eso desgasta. La gente no lo valora, porque las cosas no salen, pero es cuando más lo he intentado. Puse todo para cambiar la situación. Intenté  dar más del cien por cien, los resultados no llegaban, no me encontraba a gusto, cada partido era un suplicio... Si la inercia es otra, juegues mejor o peor, si se gana, ni se nota.

¿Las campañas que hay  a su alrededor le molestan o le gustan?
No dependen de mí.  Intento mantener mi cabeza y mi energía en lo importante, en lo que puedo llegar. Me desgasto en entrenarme, ser compañero, capitán, generar buen ambiente. Pero en lo que no llego, no.

¿Está usted detrás de alguna de esas campañas?
No. El que lo piense,  no me conoce.

Una semana hay que retirarle del Madrid; a la siguiente, devolverle a la selección. ¿Con qué se queda?
Así es el mundo del fútbol. Llegará el día en que me tenga que ir. Pero me he ganado decidir cuándo se acaba Raúl. Desde luego, no me voy a ir con 30 años. Si a este equipo llega gente con 32 a buen nivel... No se trata del jugador, se trata de un proyecto y una ilusión. Y ahora lo hay. Estamos formando un equipo con los valores que han hecho grande al Madrid. El sacrifico.

Un futbolista de su dimensión si deja la selección debe ser para siempre. ¿No es más respeto eso que sentirse sometido a examen en cada convocatoria?
Es una pregunta para el seleccionador. Yo, desde luego, no he renunciado. Además, tampoco he tenido ninguna conversación seria con él en la que me diga por qué no voy. No creo que se trate de un cambio de ciclo. Yo sigo mirando cada convocatoria. Mi ilusión es volver. Y más con una Eurocopa por delante. Me aplico en estar bien en mi club, al primer nivel, y ojalá que pueda regresar.

¿Para sentar a Raúl hay que atreverse?
No. No entiendo esos debates de atreverse o no. Son películas. Ningún entrenador me va a poner porque sí. Llegado el momento, me dirán, vas a participar menos, te quiero para las segundas partes. Por ahora no ha sucedido. Desde que empecé sólo he tenido confianza de los entrenadores. Pero saben que me tienen para lo que quieran. Si tengo que jugar, juego; si me tengo que quedar fuera, apoyo. Se vio el año pasado. Jugué casi todos los partidos, pero en los que viví fuera,  apoyé como si jugara.

Bueno, más bien sobreactuó. Lo de los saltos a lo Juanito ante el Espanyol sonó a pose.
No. Me empujó el partido. Nos jugábamos mucho. En enero estábamos muertos, sin ganas de nada, se caía otro proyecto. Y de pronto, recobramos sensaciones, vimos que podíamos, que ganábamos. Ese partido, como otros cuatro o cinco, fue de mucho sufrimiento. Parecía que lo hacíamos adrede. No, ya está perdido; no, otra vez... Ese día nos convencimos de que teníamos el título a tiro.

Y eso que Capello dimitió.
Nos llegó el ruido. Pero los jugadores nos quedamos al margen.

'La diferencia del Barça es la velocidad; calidad tiene, son los mismos, pero la velocidad es otra' 

 

Sin embargo, usted sí se pronunció a favor de su continuidad.
Tengo que apoyar al entrenador, al que esté. Capello tenía dos años más. Y tuvo su parte de culpa en el título. Otra cosa es que el club decida otra cosa. Ya pasó con Del Bosque. Para nosotros el entrenador que está es el mejor y el que tiene que continuar.    

¿Qué diferencia en aspectos concretos a Schuster de Capello?
Es difícil concretar. Ahora le damos mucha importancia al balón. Desde la pretemporada, todo lo hacemos con balón. Eso nos ha hecho crecer una dinámica de pase, de toque, de movimiento que, sin darte cuenta, después de dos semanas, hace que salgan cosas. Dos paredes, tres. Antes era más complicado. No nos sentíamos con esa confianza. Los partidos se atravesaban y buscábamos más el balón largo y profundo. Un juego más directo, que si se llega es balón de gol. Ahora intentamos dominar, llegar desde atrás, marcar el ritmo, exprimir la velocidad. Es de lo que se trata. Por ejemplo, la diferencia del Barça de antes al de ahora es la velocidad. Calidad tienen, son los mismos, pero su velocidad es otra.

¿Lo que le pasa al Barça de ahora le suena a lo que le pasó al Madrid de los galácticos?
Se nota que no tiene la facilidad de hace dos o tres años. Los rivales le conocen más, le buscan las vueltas para no dejarle jugar. Y para superar eso se necesita estar al cien por cien.
Me refiero a que tienen la cabeza más lejos del campo que dentro.
Por eso digo. Después de conseguir dos Ligas y una Champions, el nivel de ambición o exigencia te baja. Y en las alturas, en cuanto el nivel te baja y los demás dan un poco más, ya te has quedado. No te encuentras.

No pareció tan tentado de salirse del campo. ¿Le hizo millonario el fútbol o la publicidad?
Jugar al fútbol. Lo que he ganado por publicidad, y no me voy a quejar, es más de lo que he buscado y podía pensar. Pero siempre he dado prioridad a lo futbolístico. Si me quitan días de descanso, prefiero no hacer cosas.

Raúl no vende. ¿Es una decisión personal o que no vale?
Es mi forma de ser y de vivir, de ver mi profesión y mi vida. No me gusta estar en jaleos. Trato de proteger mi vida privada. Sólo hago publicidad de cosas correctas y normales, y si no me quita tiempo con mi familia. Yo tengo mi familia y el fútbol. Dos cosas. Lo demás no quiero que me quite mucho tiempo.   

Messi no sabía quién era Sacchi. ¿A los futbolistas ya no les gusta el fútbol?
Es complicado. Son gente… Lo escuché. Son de otra época. Si no has visto fútbol y te lo preguntan de sopetón, pues no sabes. Me imagino que luego se daría cuenta de que Sacchi ha sido todo, una institución.

“Hace diez años, en las mesas hablábamos de fútbol, nos comíamos al rival; ya, no” 

 ¿A usted le gusta el fútbol?
Sí. Todavía disfruto. La ilusión y las ganas de disfrutar no cambian. Estuve tres meses sin fútbol y me di cuenta. Deseo sentirme jugador, vestir la camiseta del Madrid. Y me gusta ver fútbol, sentirlo como aficionado.  

Ya, pero hay otra generación, diez años más jóvenes, a los que les ha dejado de interesar esto.
Tampoco es que no les interese. Pero sí, es verdad. Antes, cuando yo llegué, en las mesas hablábamos del uno, del otro, de fútbol. Nos comíamos al rival. Sabías quién jugaba por aquí, por allá. Ya no. No sé si es por la saturación. Antes, en la tele había un programa. Todos estábamos pendientes de ver los goles. Ahora como te lo echan en siete canales diferentes, no sabes a qué hora... Yo creo que sí les gusta el fútbol, aunque... Bueno, es una profesión  y hay a quien le gusta más y a quien le gusta menos. Lo importante es que sean profesionales y que rindan en el campo.

En el campo tampoco se divierten.
Sí, cómo no te vas a divertir. No hay mejor sensación que disfrutar y ver disfrutar a la gente. Pero si no te sale nada y a los compañeros tampoco... Nos miramos y no encontramos soluciones, sufres. Esto está para divertirse y más en el Madrid. Todos tienen calidad para tener la pelota, tocar y disfrutar, tirar paredes, llegar por banda, hacer ocasiones. Ha llegado una nueva etapa.

¿El de Guti es el mejor pase posible?
Sí. Le conozco desde que tenía 14 años y es de los futbolistas con más talento que hay  en el mundo.

Cómo atlético que fue, que entiende su idiosincrasia. ¿Hizo bien Torres en irse del Atleti?
Es decisión suya. Pero sí, va a serle muy positivo. Tenía una responsabilidad y un peso que no le correspondía ni por edad ni por el momento que vivía el club. Se ha podido sentir solo. Con demasiada responsabilidad y carga.

Usted ha vivido lo mismo y sí  le concedió más importancia a formar parte de un santoral.
Bueno, bueno. Yo no lo he vivido. Yo he tenido esa responsabilidad desde los 17 años, pero estaban al lado Hierro, Sanchís, Redondo... A mí me ha tocado ser capitán con 25 años, a él con 20. Fernando se merecía salir por todo lo que ha dado. Ha sido el único. Sin menospreciar a los compañeros y al entorno, Torres ha sido el único que se ha echado el Atlético a la espalda. Intentaba siempre el máximo. Y es lo que decía: a veces tratas de dar mucho, pero la situación es complicada y las cosas te salen peor. Ahora estará más tranquilo, protegido por un gran club, por compañeros más expertos. Sólo se va a dedicar a entrenarse y jugar, y su rendimiento va a aumentar.

¿Y usted no ha sentido curiosidad por probar fuera? ¿No se ha dicho alguna noche, “me voy”?
Curiosidad, sí. Claro que me gustaría jugar en la Liga inglesa. Es la que más me llama la atención. Pero al final valoras lo que tienes y te das cuenta de que en este club,  aunque se pase mal y sufras, al final siempre llega lo bueno. Lo que me ha dado el Madrid, lo que yo he intentado darle y lo que le voy a dar, y el cariño de los aficionados, no se paga con nada.

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