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"Estamos desenredando una madeja de dopaje que existe en Valencia"

Javier Martín del Burgo. Presidente de la Agencia Española Antidopaje. Sus primeras actuaciones se centran en colaborar con la Policía en la desarticulación de redes de dopaje

IGNACIO ROMO

Pasará a la historia como el primer presidente de la Agencia Española Antidopaje. Javier Martín del Burgo (Ciudad Real, 1949) no es experto en dopaje, pero sí en gestión deportiva. Compitió como ciclista aficionado y se le nota. 'Ahora tenemos en España los mejores ciclistas del mundo', afirma orgulloso.

El caso Valverde está en plena ebullición. ¿Cómo lo ve?

Las cosas hay que hacerlas con arreglo a derecho. Si un juez anula una actuación en relación con unas pruebas, hay que respetarlo. Las pruebas contra Valverde son débiles.

Quizá son débiles en la forma, pero en Italia han cruzado dos muestras de sangre y el ADN coincide.

Sin embargo, Valverde no ha dado positivo. Y que el fiscal italiano le pregunte si tenía intencionalidad de doparse ¿Desde cuándo se castiga la intencionalidad? Usted roba o no roba, no se pregunta si hay intención.

Hombre, si en el piso de Eufemiano Fuentes había sangre de Valverde, no hay que preguntarse mucho

Aquí los inductores tienen mucha culpa y la ley los perseguirá. Para eso Jaime Lissavetzky cumplió el encargo del presidente del Gobierno: 'Necesitamos una ley antidopaje'. Y ahí está. Con el apoyo de todos los grupos, algo que no es frecuente, y yo he sido diputado 12 años. Cuando se escriba la historia de la lucha antidopaje, Lissavetzky aparecerá con letras de oro.

¿Qué sucede con los que han dado positivo después de la Ley Antidopaje? No parece que la ley esté dando resultados aún.

Ahí es la Policía la que actúa.

El año pasado, hubo tres ciclistas españoles cazados con EPO [Dueñas, Beltrán y Maribel Moreno]. A Dueñas se le recortó la sanción. ¿Qué pasó con los otros?

Dueñas colaboró. Reconoció que se había dopado y dio información. Los otros, no.

La lucha contra el tráfico sí está funcionando.

Son ya 18 operaciones policiales, más otras dos en colaboración con los Mossos dEscuadra. La última ha sido la operación Dacota, en Valencia.

Parece que Valencia se ha convertido en una zona preocupante...

Sí. Todo indica que allí hay un núcleo que se ha ido formando y estamos desenredando una madeja de dopaje.

Hay otro factor nuevo: la Ley de Protección de Datos.

Sí. Lo que dice esta ley es que hasta que no estén analizadas las muestras A y B, hay que preservar la confidencialidad. Es preferible un infractor en la calle que un inocente en la cárcel.

La ocultación del caso Onyia está relacionada con este asunto de la confidencialidad. Ahora la Federación Internacional de Atletismo y la Española están enfrentadas.

Yo creo que el presidente Odriozola es un hombre cabal y con formación en estos temas.

En medios internacionales dicen que tiene un doble rasero: uno para las rusas y otro para los españoles...

Yo creo que él también ha sido firme con españoles que dieron positivo.

Al margen de este caso, que está pendiente del Tribunal de Lausana. Si una federación quisiera ocultar un positivo, ¿es la Agencia la que ejercería una vigilancia superior?

No, nosotros no sancionamos. Para eso está la Comisión de Control y Seguimiento del CSD. La preside Albert Soler.

¿El CSD se involucra en la sanción?

Sí. El proceso es sencillo. Al deportista se le comunica que ha habido un resultado adverso. Si solicita el contraanálisis y da positivo otra vez, la federación tiene dos meses para sancionarle. Y si no lo sanciona, el CSD entra en el caso.

En el caso Onyia, ¿el CSD ha intervenido?

Eso no lo sé. Hay que esperar a lo que diga el Tribunal de Lausana y si no le dan la razón, pues Odriozola verá que estaba equivocado. Yo no veo mala fe.

En relación con la operación Puerto, ¿cómo ve que sólo haya ciclistas entre los implicados de forma oficial?

Fue una operación instruida de forma secreta por la Guardia Civil. Este cuerpo es el que elevó al juez de forma oficial la lista de implicados. Allí sólo hay ciclistas. De todos modos, el caso está sub júdice.

Fue el segundo dictamen del Instituto de Toxicología el que cambió todo

Claro. Allí se dijo que sí había riesgo para la salud porque la sangre se había conservado a espaldas de las instituciones sanitarias, sin higiene y sin finalidad conocida. El juicio tendrá lugar dentro de cuatro meses y cuando esté sustanciado, espero sanciones ejemplarizantes. Hasta entonces, tenemos que ser respetuosos.

¿Le parece que cada vez es más difícil doparse?

En España, sí. Yo tengo la sensación de que aquellos que intentan colarse por los intersticios del sistema ya no pueden hacerlo.

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