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Los penaltis acercan la leyenda

Tras un partido disputadísimo que terminó sin goles y una prórroga formidable, España saca el billete para la gran final de Kiev desde la tanda de penaltis. Ramos -que marcó a lo Panenka- Casillas y Cesc protagoniz

JORGE YUSTA

Tras 90 minutos perdidos, una prórroga fabulosa y unos penaltis de locura, España logró batir a una Portugal durísima y se ganó el derecho por méritos propios a disputar la final de la Eurocopa, la tercera que disputa de forma consecutiva en un gran torneo, en la que peleará por revalidar el título conquistado hace cuatro años en Viena. Cesc y Casillas, como en la anterior cita europea, volvieron a erigirse en los héroes de la tanda fatídica. Ya espera Kiev a España y esta al ganador del Alemania-Italia de mañana.

El partido demostró que Portugal no era Francia y España no pudo ser España. Tras el debate durante la tarde sobre el homenaje al fallecido Miki Roqué, los españoles pudieron lucir durante el encuentro un brazalete negro en su memoria. Sobre el tapiz, Del Bosque sorprendió al dar entrada de inicio a Álvaro Negredo y dejó a la espera a Cesc y Torres. El objetivo era fijar a los centrales, ganar balones por alto y ayudar en los saques de esquina en contra. Pero Paulo Bento planteó un choque distinto, que complicó demasiado el juego de la Roja. Con la incorporación de Hugo Almeida en lugar del lesionado Helder Postiga, los lusos apostaron a lo físico. Y ganaron. Nada de regalar, porque sí, la pelota a España.

La presión asfixiante  dejó en evidencia los nervios de la defensa española. Sobre todo, de Gerard Piqué, que se mostró muy errático en la primera parte. Despejes incomprensibles, cesiones peligrosas, pases comprometidos. Ronaldo, Nani y compañía dejaban por los suelos la acreditada solvencia en defensa de la Roja. Que sufría horrores para sacar el balón jugado, y eso que Xabi Alonso ocupó el puesto habitual de Busquets para mejorar esa faceta.

Portugal se replegaba rapidísima y colocaba una doble línea para enredar los ataques españolesY una vez pasada esa comprometida línea, la batalla continuaba tras el centro del campo. Portugal se replegaba rapidísima y colocaba una doble línea para enredar los ataques españoles. Negredo se perdía en los tres cuartos y tan solo cuando caía a las bandas provocaba cierta zozobra en Bruno Alves y Pepe. Tan solo un par de acciones reseñables de España rondaron el gol. La primera, en el minuto ocho, por medio de Arbeloa. Tras una pared genial entre Iniesta y Silva, el balón tropezó en Negredo y llegó franco ante la aparición del madridista, que le pegó ronzado el larguero. Y a la media hora Iniesta probó una rosca tras recibir solo de Xavi. 

Por su parte, Portugal estuvo cómoda. Bronca. Peleando al 110%. Metiéndose en todos los berejenales.  Pero con el balón, como un rayo. Cristiano, activo, aprovechó una carrera larga por la izquierda para meter el miedo en el cuerpo y otra con un tiro raso que rozó la cepa del poste para provocar el amago de infarto. La incisión de la estrella lusa forzó una amarilla a Ramos y otra falta de Arbeloa que pudo haber visto la cartulina.

A medida que se acercaba el descanso, la tensión aumentaba. El ritmo dejaba paso a los cortes y a las patadas. Silva e Iniesta, que tampoco lograba entenderse del todo, eran los principales objetivos a derribar. Y tampoco se veía a Xavi. Hasta los banquillos se metieron en la refriega. Como lo demostró la fea acción de Coentrao, señalándose sus partes, ante Reina. Se ganó la amarilla el lateral.

Ni diez minutos habían transcurrido de la segunda mitad cuando Del Bosque cambió el dibujo. El desaparecido Negredo dejó su sitio a Cesc. Se volvía al falso delantero. Pero España continuaba sin ser fiel a su estilo. Incluso, resolvía ciertas acciones al patadón. Y Portugal confiaba en la inspiración de Cristiano, que reclamó un penalti de Ramos, y de un motivadísimo Hugo Almeida, que probó dos disparos intimidatorios a los quince minutos de la segunda.

Del Bosque continuó introduciendo el plan B con Navas por Silva. España necesitaba velocidad. Y disparo, porque hasta ese momento no había chutado entre los tres palos. Por su parte, Paulo Bento cambió sus bandas emparejando a Nani con Arbeloa. 

Xavi acabó con esa estadística y en el 67 calentó los guantes de Rui Patricio. España volvía a querer el balón y ganó en movilidad ante la rebaja de la presión portuguesa. Y la defensa lusa ganaba en agresividad. Pepe hizo la suya, con un rodillazo en la espalda de Xabi Alonso. Y Pereira también le dejó un recado a Jordi Alba. Y eso son o van a ser compañeros de club.

En los últimos quince minutos España terminó por hundirse físicamente. Tan solo podía parar las arrancadas lusas con falta, que Cristiano desaprovechó una y otra vez. Y si no era a través del balón parado, los lusos también aprovechaban el bajón español para montar contras raudas. En una de ellas, Nani recibió el balón un paso retrasado y su disparo lo repelió el pecho de Xavi, que, fundido, acabó siendo sustituido por Pedro. Del Bosque quiso abrir el campo con extremos, pero no terminaron por surtir el efecto deseado. 

Portugal, tras dos planchazos espeluznantes de Nani y Veloso y la entrada al campo del veloz Nelson Oliveira, cerró el tiempo reglamentario con otro contragolpe en el que se quedaron cuatro lusos contra dos españoles y que terminó con un disparo alto de Cristiano. Pese a los espacios, el crack luso no tenía su noche de cara a puerta. Gracias a eso se llegó a la prórroga porque España ofrecía poco o nada. La final obligaba al esfuerzo extra.


La Roja mejoró en el tiempo extra y metió a Portugal en su campo, ya solo dedicado a atacar a través de sus rápidas salidas. Jordi Alba se comió la banda izquierda y suyas fueron las mejores acciones. Llegó dos veces seguidas hasta la línea de fondo. En la primera puso un balón perfecto para que Iniesta, dentro del área chica, hiciera estirarse a Rui Patricio. Fue la mejor ocasión de España de todo el partido. Pero tuvo otra el lateral ché pero Pepe salió al corte ante Cesc. El madridista aumentó de revoluciones y se excedía en dureza en todas sus acciones.

Antes de cambiar de campo, Sergio Ramos probó fortuna con un zambombazo de falta desde la izquierda que se fue lamiendo la escuadra. España mejoró enteros, encerró a Portugal y hombres como Alba, Iniesta, Navas y Ramos ganaron en confianza. El central demostró su formidable estado de forma en un forcejeo que ganó a Cristiano con más de 100 minutos en las piernas y cortando en el área un pase de Coentrao al '7' luso. Y Navas volvió a sacar billete para la final pero entre Rui Patricio y Pepe se lo arrebataron. 

España no quería los penaltis ni en pintura. Y lo entendió en la prórroga. Por fin encerró a Portugal en su área. Con electricidad. Con el toque. Con su estilo. Y con velocidad, como la que imprimió Pedro en una carrera de treinta metros que Coentrao mandó a corner en el recorte del culé. Pero, pese a una prórroga prodigiosa, el tiempo corrió en contra de la Roja. No pudo ser, se acabó el tiempo del juego. Tocaba el de la suerte fatídica. Los penaltis. 

El recuerdo nos devolvió a aquella de hace cuatro años contra Italia. Y en Donetsk volvieron a surgir los mismos héroes de aquella vez. Casillas y Cesc. El portero hizo lo que mejor sabe. Detuvo el primer penalti a Moutinho, justo después de que Xabi Alonso fallara. No fallaron Iniesta, Pepe, Piqué, Nani y Ramos, que se desquitó del fallo en la Champions marcando a lo Panenka. Pero cuando le llegó el turno a Bruno Alves, mandó el balón al larguero. Cesc volvía a colocar el balón para el último, el del pase a la final. Más responsabilidad imposible. Miró al balón, le mimó, le habló y éste le respondió. El tiró salió directo al palo, y con suspense máximo cruzó la línea de gol para terminar entrando. 

Fábregas volvía a citar a España con la historia. Y dejó a Cristiano sin tirar su quinto. La Roja disputará la tercera final consecutiva de un gran torneo y se encuentra a un paso de convertirse en la mejor selección de todos los tiempos. La única capaz de encadenar dos Eurocopas con un Mundial. Pero para eso queda esperar al domingo y al rival, que saldrá del Alemania-Italia.

Portugal: Rui Patricio; Joao Pereira, Bruno Alves, Pepe, Fabio Coentrao; Meireles (Varela, m. 112), Miguel Veloso (Custodio, m. 105), Moutinho; Nani, Hugo Almeida (Nelson Oliveira, m. 76) y Cristiano Ronaldo.

España: Casillas; Arbeloa, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Xabi Alonso; Silva (Navas, m. 60), Xavi (Pedro, m. 87), Iniesta; y Negredo (Cesc, m. 54).

Penaltis: 0-0: Xabi Alonso, para Rui Patricio. 0-0: Moutinho, para Casillas. 0-1: Iniesta, gol. 1-1: Pepe, gol. 1-2: Piqué, gol. 2-2: Nani, gol. 2-3: Sergio Ramos, gol. 2-3: Bruno Alves, al larguero. 2-4: Cesc, gol.

Árbitro: Cuneyt Cakir (Turquía). Amonestó a los españoles Sergio Ramos (m. 40), Sergio Busquets (m. 60), Arbeloa (m. 83) y Xabi Alonso (m. 112) y a los portugueses Pepe (m. 61), Joao Pereira (m. 64), Bruno Alves (m. 85) y Veloso (m. 90).

Incidencias: partido correspondiente a las semifinales de la Eurocopa 2012, disputado en el estadio Donbass Arena de Donetsk ante unos 48.000 espectadores, unos 1.500 españoles. En el palco no hubo ningún representante institucional español, en protesta por el caso de la exprimera ministra ucraniana, Yulia Timoshenko, al igual que en el partido de cuartos de final del pasado sábado contra Francia en el mismo estadio. El césped fue regado veinte minutos antes del comienzo del encuentro. Iker Casillas y Cristiano Ronaldo, capitanes de las selecciones de España y Portugal, respectivamente, leyeron un comunicado contra el racismo antes del inicio del encuentro. Los jugadores de la selección española lucieron brazaletes negros en memoria de Miki Roqué, futbolista bético fallecido a los 23 años.

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