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Ajedrez encima de la bicicleta

Froome gana en Peña Cabarga y está a 13' de Cobo

LADISLAO MOÑINO

A un kilómetro de meta, con las rampas más duras de Peña Cabarga alzándose decisivas, Froome metió plato y bajó piñones. Lanzó un sprint desgarrador en un kilómetro infernal para buscar la victoria de etapa con sus 20 segundos de bonificación. Un cálculo en el que también entraban los segundos que arañara por los metros de diferencia. Su fogonazo fue un órdago a todo músculo y al máximo de pulsaciones para intentar voltear la general. Uno y otro aspirante al triunfo final se exprimieron el alma en esos metros finales que fotografiaron la igualdad que ha imperado durante toda la carrera. Ganó Froome, que con las bonificaciones ha recortado nueve segundos y ahora está a 13 del liderato.

No hay más finales en alto. El escenario queda con cuatro etapas con muchos segundos de bonificación en juego en cada una de ellas, en las llegadas (20 al ganador, 12 al segundo y ocho al tercero) y en los dos sprints intermedios (seis, cuatro y dos). Se entrevé una partida de ajedrez en cada uno de esos incentivos. Al Geox, equipo de Cobo, le van a interesar las fugas tempraneras que se coman esos segundos. Al Sky, controlarlas para que Froome pueda arañar esos escasos 13 segundos que le separan del cajón más alto en Madrid. Las alianzas entre equipos jugarán un papel decisivo.

Las bonificaciones que reparte cada etapa decidirán el jersey rojo

Durante unos metros, Cobo no aguantó ese hachazo tan brutal de Froome. Se le esfumaba la Vuelta en una cuesta tan corta como puñetera. 'Ha habido un momento en que pensaba que lo iba a perder todo y he sacado todas las fuerzas posibles', reconocía Cobo en cuclillas y sin apenas aire nada más traspasar la línea de meta.

Mientras Cobo pensaba que la Vuelta se le escapaba, los músculos de Froome explotaban encima de su montura. Y explotaron, pero pasados de vueltas a poco más de 400 metros. 'Conocía Peña Cabarga, subí el año pasado y sabía que el último kilómetro era decisivo, por eso esperé a atacar al final de la meta porque en ese punto podría sacar diferencias. Pensaba que con el hueco que saqué sería suficiente, pero luego no fue así', admitió Froome.

El británico comenzó a cabecear su rueda, apareció la silueta de Cobo. Con el gesto sufrido del que se niega a morir y bajo un ruido ensordecedor salido de las cunetas que le resucitó. En algún lugar de su cerebro, esos gritos de ánimo de sus seguidores estimularon el organismo del líder para ponerse a la altura de Froome, incluso para sobrepasarle durante unos metros. 'Gracias a la afición he podido sacar un poco más de fuerzas, estoy muy orgulloso de esta gente que me apoya', proseguía Cobo en la línea de meta. Fue un toma y daca agónico. Con dos ciclistas al límite tras una etapa volada. 'Los sprints bonificados serán la única manera de ganar', dice Froome. 'Nos defenderemos', asegura Cobo. Ajedrez encima de la bicicleta.

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