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El Atlético es un cero a la izquierda

Los madrileños, ni un gol fuera de casa, empatan en Granada

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Para crecer de una vez por todas, para despojarse del disfraz victimista tras el que oculta sus miserias, para retornar a su grandeza y quedarse, el Atlético necesita actuaciones contundentes en escenarios como el de ayer. Tiene que vencer, convencer e incluso, aunque sea a ráfagas, deslumbrar y acogotar. No vale fiarlo todo al enorme talento de Diego, a la inspiración de Falcao o al acierto en los cambios, porque suele suceder que no aparece el fútbol, no llega el gol y a lo más que se puede aspirar es a un rácano empate a cero.

Como no se abrillantan los oxidados galones es insistiendo en el fútbol blando e insulso que tan bien le viene a equipos como el Granada. Los andaluces no engañan. O, para ser exactos, sólo sobreactúan de forma mentirosa en ciertas acciones extradeportivas, como la interpretada por Geijo en el área rival cuando simuló una agresión inexistente de Miranda.

La entrada de Assunçao y Adrián hizo sufrir al conjunto andaluz

Peleón y corajudo, el Granada no desprecia el buen juego. Posee un centro del campo aseado y ayer supo hurgar en la débil banda derecha colchonera, desprotegida en defensa por el sorprendente experimento de Manzano al convertir a Juanfran en improvisado lateral diestro. Así, la primera internada de Benítez por ese costado acabó con un centro al área y un cabezazo de Uche que se estampó con el poste izquierdo de Courtois.

El Granada, a lo suyo, ocupó todos los espacios, se adelantó en cada acción, hizo suyo el balón y sembró el desconcierto en una zaga madrileña somnolienta, únicamente sostenida por el destajo de Miranda.

El desconcierto atlético de los últimos tiempos es tal que su presente está en manos de Diego y de Courtois, centrocampista y portero respectivamente con fecha de caducidad: ambos están cedidos sólo hasta junio. Las apariciones del brasileño coincidieron con las más claras y únicas oportunidades de gol en la primera parte, y un par de intervenciones del guardameta belga evitaron el triunfo local.

Juanfran se estrenó como lateral; empezó dubitativo, acabó pletórico

Los zarpazos de calidad de Diego hicieron pensar al Granada, que levantó el pie y dio un respiro al Atlético. No fue suficiente. Los granadinos regresaron del descanso con renovados bríos, pero idéntica ternura, así que, cuando aparecieron sobre el césped Assunçao y Adrián, el escenario cambió por completo.

El brasileño fue mucho más que Mario y Tiago juntos, y el asturiano abrió huecos, dibujó desmarques y únicamente le faltó lo que suele, la puntería. Aun así, y dadas las crecientes dudas que emiten Reyes y Falcao, su presencia como titular se antoja un acto de justicia. Un ejercicio de honradez para edificar por fin un futuro.

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