Decía ayer Simon Barnes en The Times que los ingleses tienen la costumbre de echar a la culpa a los demás, preferiblemente si son extranjeros, cuando los resultados deportivos no son los deseados. Contra lo que pudiera pensarse, no es el árbitro uruguayo Jorge Larrionda la principal diana de su resentimiento por la penosa actuación de Inglaterra en el Mundial.

El objetivo es Fabio Capello. Desde que llegó a Londres ha gozado de un respeto reverencial en los medios de comunicación y ambientes futbolísticos. Eso se ha acabado.

El ex internacional David Platt resumió la opinión de muchos con un virulento ataque a las habilidades del italiano. 'Durante la mayor parte del partido', asegura Platt, 'Alemania nos destruyó tácticamente, porque tenía un plan de juego, lo puso en práctica y no hubo ninguna reacción de Capello'.

La sabiduría táctica en defensa que se supone a un equipo de Capello fue inexistente. Los errores en la zaga fueron impropios de jugadores profesionales. Son las sentencias de varios analistas. Capello, que tiene contrato hasta la Eurocopa de 2012, no se dio por derrotado. En su última conferencia de prensa en Suráfrica, afirmó que tiene la intención de continuar en el puesto.

Sin embargo, la Federación inglesa le ha pedido dos semanas de reflexión antes de confirmarlo. De creer a Capello, casi todo se reduce a la condición física de los jugadores para explicar su bajo nivel. Lo comentó cuando le preguntaron por Rooney: 'No sólo Rooney. Todos los jugadores estaban realmente cansados. Ellos me dijeron que no estaban en la situación física habitual'.

Capello se mostró a favor de un descanso invernal en la Premier para compensar ese desgaste. Necesitará ideas mejores para justificar la continuidad. El entrenador del Tottenham, Harry Redknapp, ya se ha postulado como candidato a su puesto.