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Capi marca y Ricardo para

El entrenador bético Chaparro debuta con victoria y el Villarreal sigue en caída libre.

LADISLAO JAVIER MOÑINO

En diciembre, el Betis jugó y ganó un partido más propio de las urgencias de mayo. La necesidad imperiosa de sumar le obligó a jugar con la calculadora y entregado a su portero. Se presentó en el campo de un rival que le saca un par de cuerpos con el partido bien atornillado en la cabeza: guardar y esperar.

Esperar tuvo que esperar poco porque a los nueve minutos Capi marcó. Con el cartel de jugador tendente a la fuga, lo cierto es que ha sido decisivo en todas las escapadas del pozo de su equipo en las últimas temporadas. Es el clásico jugador al que la mayoría de entrenadores mira de reojo. Como no es un picapedrero, siempre le señalan como el primer culpable de los males del equipo. Pero como la clase le sobra, al final acaba por hacerse necesario. Es de esos futbolistas que cuando te la hace te das cuenta de quién es. Senna se olvidó de perseguirle y los centrales del Villarreal le ignoraron. Sin marca, cazó un centro de Xisco y giró el cuello en plancha. Cruzó el balón al rincón. Una ejecución perfecta. El juego aéreo no es su fuerte, pero la clase manda. Senna, Fuentes y Godín se dieron cuenta de quién es Capi.

No fútbol

Con el marcador a favor llegó la hora de la calculadora. Jugar al no fútbol, apostar al oficio y a Ricardo. Las angustias de las últimas temporadas  le han generado un plus de supervivencia a este equipo. Manejó el partido que quería  asumiendo ventajas e inconvenientes. Entregó el campo sin rubor, concedió disparos desde fuera del área y acribilló  al Villarreal a faltitas corta ritmo. El cambio de Melli por Capi fue toda una declaración de intenciones. El Betis se metió atrás con la idea de cerrarle todos los caminos al gol al Villarreal. No lo logró por completo, pero sí provocó que las arremetidas locales fueran descabezadas.

Sin encontrar los toques que ligaran jugadas de desequilibrio colectivo, Matías Fernández y Cazorla tomaron el mando por su cuenta. Hicieron ruido, pero no agujeros. El chileno acabó silbado por la grada, que reclamó a Pires.     

Sin fútbol ligado, las ocasiones se le aparecieron al Villarreal con balones directos y los consecuentes rechaces. Cazorla enganchó uno en la frontal con el que empezó la exhibición de Ricardo. Matías también se encontró con el portero con el que Portugal se coló en la final de la Euro 2004 y en la semifinal del Mundial 2006. Había dejado vuelos sueltos en esta Liga, pero no había firmado un partido como el de ayer. Hasta que lleguen tiempos mejores, si llegan, su equipo le necesita así.

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