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El Madrid tira otro muro

A la quinta visita, el equipo español logra el primer triunfo en Lyon. Dos goles de Cristiano, que suma 100 en 103 partidos, sentencian al Olympique. En una gran actuación colectiva, los blancos pasan a octavos

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Lo que hace temible a este Real Madrid es su condición de producto original de la factoría Mourinho atravesado por las descomunales vetas de calidad cuyas raíces surgen de las botas de futbolistas enormes. Lo hizo en el Chelsea, perfeccionó el modelo en el Inter y en Madrid, con una materia prima excepcional, el entrenador portugués amenaza con fabricar la máquina perfecta. Está a un paso de parir un equipo duro, rápido, bello y letal. Todo a la vez. Un conjunto feroz que derribó otro muro histórico. Han tenido que visitar cinco veces la cancha del Lyon para anotarse la primera victoria. Merecida e incuestionable.

A la espera de la prueba definitiva, el todopoderoso Barcelona, el Madrid despacha rivales de todo pelaje adaptándose a las circunstancias con una camaleónica capacidad para manejar todos los tiempos y recursos. Sin los lesionados Marcelo, Arbeloa y Kaká, Mou se inventó un once diferente que no tembló en ningún momento en un escenario maldito para los blancos como era Gerland.

Özil muestra su mejor cara en un primer tiempo de alto nivel 

De ahí el brillo de Lass, reconvertido a lateral derecho durante una hora, y cambiado de banda el resto del encuentro, cuando Albiol sustituyó a Albiol. Alejado del corazón del equipo, el francés explotó sus recursos atléticos en defensa e incluso se asomó con cierto criterio y peligro al ataque.

Este Madrid transmite tanta seguridad colectiva que en las últimas citas ha convertido a Cristiano, una estrella mundial, en un especialista. El atacante luso ya no es imprescindible. Hoy es una pieza más, valiosísima eso sí, destinada a volar en los contragolpes, a lanzar faltas como la que abrió el marcador y a ejecutar penaltis como el que selló la victoria. Dos goles, el 99 y el 100 desde que viste de blanco. Una cifra descomunal en sólo 103 partidos que le acreditan como un futbolista superlativo. Sin embargo, ya no es el eje único alrededor del cual giran las esperanzas madridistas.

Alonso, en plena madurez técnica y táctica, es el eje del fútbol blanco 

Si acaso, el epicentro del fútbol blanco es Xabi Alonso. El guipuzcoano, en plena madurez técnica y táctica, domina el campo, conquista el balón e impone un ritmo al cual volvió a bailar Özil. El alemán, cuestionado y meditabundo en las últimas fechas, emergió de nuevo en Lyon al paso de su fina zurda. Suyos fueron los primeros pases a la espalda de la defensa francesa que sembraron el pánico en las filas del Olympique. Descorchado, el germano encontró huecos imposibles, se atrevió con regates, buscó lo imposible y pareció el centrocampista ofensivo cuya brillantez y verticalidad conquistaron al Bernabéu el año pasado.

Tras un primer tiempo excepcional, el Madrid se tomó un respiro, Casillas sostuvo la tímida reacción gala y luego apareció Cristiano para sentenciar y tirar otra barrera.

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