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La mansión que aguarda la llegada de Abramovich

El magnate ruso ha reservado una casa para presenciar los partidos de su selección pero en la localidad de Kirchenwirt no están seguros de que acuda

HUGO JIMÉNEZ

Aquella es la casa que ha alquilado Roman Abramovich”. Elisabeth, la propietaria del Hotel Kirchenwirt, un caserón del año 1320 convertido en un coqueto albergue, desveló ayer a Público el secreto mejor guardado de la localidad alpina de Leogang. La bonita casa, situada en la villa de Kirchenwirt será la base de operaciones del propietario del Chelsea, si finalmente decide acudir a visitar a la delegación rusa que se hospeda en esta localidad austriaca.

Aún así, y pese a que desde ayer todo el mundo daba por segura la visita de Abramovich, no está confirmado que el empresario ruso acuda a la mansión que tiene alquilada. Una casa de montaña para disfrutar del aire libre y de los impresionantes paisajes que se divisan desde las faldas de los Alpes. Todo es misterio y secretismo entorno al millonario ruso.

“Eligió esta casa porque en la pradera cuenta con una zona habilitada para que pueda aterrizar su helicóptero”, asegura Elisabeth. “Además, tiene una extensa parcela”, continúa la pretendida vecina del magnate, tras destacar la intimidad que la morada concederá a Abramovich.

“No sabemos nada de él, si vendrá o si acudirá a Innsbruck”, decía ayer mismo Ilia, el jefe de prensa de la selección euro asiática. Cuesta arrancar alguna información feaciente acerca de Abramovich, una suerte de mesías cuya vida y milagros rivalizan con las del primer ministro ruso, Vladimir Putin. Ambas visitas son las que más atención acaparan en las calles de esta localidad.

Una de las personas que integra la delegación rusa en Austria apunta que Abramovich “tiene contratado un gran número de conductores de la localidad y otra gente por si al final decide acudir a la Eurocopa, algo que no está nada claro”.

En cualquier caso, las personas que conocen bien los hábitos del hombre que ha controlado durante años el Chelsea, confirman que es muy habitual que Abramovich reserve “por si acaso” y luego no aparezca. “Roman muchas veces alquila casa por un tiempo, sólo por si decide ir”, afirman en la delegación rusa.

Llegue o no Abramovich, Rusia estará hospedada en Leogang hasta, al menos, el 18 de este mes, y la localidad alpina seguirá alborotada por el fantasma del magnate ruso. “Todo el mundo pregunta por él y yo no sé nada”, indica sorprendida Martha, una habitante de Leogang que pasea junto a la oficina de turismo de la localidad.

Nadie aquí, ni siquiera los más indiferentes al mundo del famoseo, puede obviar la realidad que supone la visita de una personalidad como el empresario ruso. Los que le conocen bien hablan de su gran amistad con Guus Hiddink, así como de lo poco que le gusta estar en boca de los medios de comunicación. El hermetismo entorno a su figura no hace más que engrandecerla. Estos días, el fantasma de Abramovich sobrevuela la población austriaca de Leogang. Y el suspense se mantiene.

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