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La pesadilla de Luis Enrique

Nunca ha ganado el asturiano a la Juventus, ni en su etapa de jugador del Barça ni como entrenador de la Roma. Tiene hoy la ocasión en la final de la Champions

Luis Enrique disputa un balón con Del Piero durante la vuelta de Champions de 2003.

EDUARDO ORTEGA

@_eduardo_ortega

MADRID.- En el mes de enero, Luis Enrique ya sabía probablemente que se marchaba, que Roma y él separaban sus caminos. Un partido y unas fotos se convirtieron en el escándalo que le faltaba al asturiano, que se mueve como pez en el agua en ellos. En las imágenes, cortadas con el habitual patrón de futbolistas de fiesta nocturna, se podía ver a los jugadores de la Roma pasándoselo en grande en un local del sur de la capital tras caer goleados (3-0) ante la Juventus en los cuartos de la Coppa. El técnico les había dado un día libre tras la derrota y se encontró con un episodio lamentable que rompió aún más los ya quebrantados lazos con gran parte del vestuario. Lucho se sintió traicionado por sus pupilos y así se lo hizo saber.

Las fotos provocaban una irritación tremebunda a unos seguidores que ya llevaban tiempo airados con Luis Enrique por el irregular devenir del conjunto toda la campaña, alternando derrotas con victorias en la Serie A y con una temprana eliminación en la Europa League. La espantosa relación con Totti, legendario líder del equipo, hizo la otra parte. Aquel capítulo fue el penúltimo de la relación tormentosa del ahora entrenador del Barcelona con la Vecchia Signora. El último llegaría tres meses después, cuando los giallorossi acabarían otra vez vapuleados (4-0) en una Liga que finalizarían séptimos. Un desastre cuyo desenlace fue la salida en estampida de Lucho del club hacia un año sabático. La ciudad eterna fue para él efímera.

Jamás salió victorioso el asturiano de un duelo con los turineses. Ni como entrenador ni como jugador. Cinco encuentros, con tres derrotas y dos empates. Las ya mencionadas goleadas y una igualada (1-1) en su época de preparador de la Roma. Más otro empate y otra derrota en unos cuartos de final de la Champions en 2003 cuando jugaba con el Barcelona. Una campaña amarga –su penúltima en el barco azulgrana- con una pañolada tras otra y cuyo final fue la dimisión de Joan Gaspart como presidente. La eliminatoria la sentenció el uruguayo Zalayeta en una prórroga fatídica (1-2) tras el 1-1 de la ida y el mismo resultado en el tiempo reglamentario en la vuelta del Camp Nou.

Una época que parece de hace veinte años, pero que en realidad sólo tiene una década. Entonces el Barça era el rival débil. Hoy las cosas han cambiado bastante. La horrorosa aventura que Lucho vivió en tierras romanas no le ha causado, sin embargo, ningún desapego hacia su exequipo y su exliga: “Hace tres temporadas tuve la suerte de entrenar a la Roma, así que los últimos dos años he estado siguiendo el fútbol italiano. En casa veo muchos partidos de ellos y también de la Juve. Lo hago como aficionado”, comentaba en una entrevista a la Uefa hace escasos días.

“He visto a la Juventus de Antonio Conte los últimos años. Es un conjunto que trabaja muy duro y que practica un buen fútbol. Quizás no haya tenido suerte en Europa, pero tiene la habilidad de llegar lejos en la Champions. Es un equipo que ha estado jugando a un gran nivel los últimos años”, agregaba. Esta noche dos de los protagonistas de sus pesadillas se unen otra vez en la misma noche y el mismo estadio, ya que Luis Enrique ha invitado a presenciar la final a un Totti con el que parece que ahora mantiene una amistad. El hombre que una vez llegó a la práctica del asturiano con una camiseta que gritaba “BASTA!” le ha dicho .

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