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Raúl Chapado: "Hay deportes que
han pasado al atletismo por la derecha y por la izquierda"

Candidato a sustituir a Odriozola en la Federación, aboga por una nueva manera de mandar en el atletismo español, que inicia hoy su andadura en el Mundial de pista cubierta de Portland. “Las mejores reuniones son dando un paseo”, explica.

Raúl Chapado durante la entrevista en la Ciudad Universitaria de Madrid. /A. V.

MADRID.- Un escenario histórico, la pista de la Ciudad Universitaria de Madrid, para acabar con la historia, para ser más felices, incluso. Aquí estoy con Raúl Chapado (Avila, 1970), un hombre que ahora, por primera vez en su vida, trabaja de autónomo y que aspira a suceder, tras 27 años, a José María Odriozola al frente de la Federación Española de Atletismo. “Mi trabajo depende de mi talento y por eso preparo a mi cuerpo para el alto rendimiento para producir energía, no para consumirla”, explica Chapado, cerebro privilegiado, pasión sincera, capaz de cuidarse ahora, a los 45 años, como “el competidor que nunca dejará de ser”.

“Hoy he comido espinacas, pavo y fruta de postre”, añade como retrato de sí mismo o del hombre que llegó sin avisar al atletismo. “Tenía 16 años y participé en mi primera competición sin entrenar”. Luego, fue campeón de España, olímpico en Sidney y casi siempre feliz con lo que hizo. “Máxime el día que descubrí que la perfección no existe. Fue como una liberación para mí”. Se alistó a otra idea más fácil de cumplir en la que sólo hace falta “que el esfuerzo sea perfecto y ese consiste en dar todo lo que uno tiene”.

Así está ahora Raúl Chapado, educado para la gestión, ex director deportivo en las candidaturas de Madrid 2016 y 2020, hombre nacido para el desafío lo que tampoco significa que su cerebro sea una cuenta de resultados. Al menos, eso dice él, que se declara como “un hombre de ciencias. De hecho, empecé Ingeniería hasta que me di cuenta de que no podía compaginarla con el atletismo y pasé a Ciencias Políticas y Sociología”. Hoy, acepta hablar de política, pero avisa que “la lógica me puede”, reflejo tal vez de su personalidad, que no se deja traicionar por los resultados. “No sé si se puede ser feliz sin ganar nada. No lo sé, de verdad. Supongo que si haces lo posible por superarte, sí, pero antes de hablar de éxito o de fracaso prefiero ser consciente de donde estás. ¿Acaso uno tiene posibilidades reales de ganar algo?” Y entonces se pone de ejemplo a su pasado en el que no todo son buenos recuerdos, la sinceridad hoy es vital.

"Perfectos, no; mejores, sí"

"Yo casi era un hombre bipolar. Cuando estaba bien, no veía límite, pero, uff, cuando estaba mal… Me desanimaba al momento. No veía salida"

“Yo casi era un hombre bipolar. Cuando estaba bien, no veía límite, pero, uff, cuando estaba mal… Me desanimaba al momento. No veía salida. Me preguntaba qué sentido tenía entrenar seis o siete horas al día para hacer seis saltos de diez segundos cada uno en competición. No le veía razón hasta los 25 años cuando me convencí que lo fácil es rendir cuando estás bien y lo difícil hacerlo cuando estás mal. Y me gustó tanto ese desafío que, desde los 25 hasta los 34 años, cuando me retiré de la elite, la viví como una época maravillosa”. De aquello queda hoy el competidor, el padre de dos hijos, de 14 y 11 años, a los que no les enseña a ganar. “Prefiero enseñarles a no perder, porque la derrota no sólo va a depender de ellos. Yo lo sé, porque fui derrotado demasiadas veces y aprendí que ese es el camino. Por eso ya no me dan miedo las decepciones. Al fin y al cabo, son como una escalera en la que un día se sube y otro se baja”.

Raúl Chapado durante la entrevista.

"El atleta nunca piensa en el dinero, porque esto es como un examen en el que luego debes esperar que te den la nota, todo eso puede ser maravilloso”

En realidad, la conversación con Chapado es parte de la vida, en ella se impone hasta una cita de Ortega y Gasset por su parte, “no sé como se llega al éxito pero sí como se llega al fracaso”; el recuerdo de Zatopek, “que dijo que los atletas que piensan en meterse el dinero en bolsillo corren más lentos”, y la sensación, primogénita, de que “en la pista no existe el dinero. Al contrario: el atleta nunca piensa en el dinero, porque esto es como un examen en el que luego debes esperar que te den la nota, todo eso puede ser maravilloso”.

"No hablo mal de Odriozola. Si lo hiciese, estaría mintiendo. Fue mi presidente durante veinte años y no me hizo nada. Pero en la vida hay que evolucionar"

Sin embargo, eso no le desplaza a Chapado de la realidad del atletismo español que compite, a partir de hoy, en el Mundial de pista cubierta de Portland. “Hay deportes que nos han pasado por la derecha y por la izquierda, esto ya no es para nosotros como en la década de los ochenta o los noventa. Tenemos que ser sinceros. Y eso no significa que hable mal de Odriozola. Si lo hiciese, estaría mintiendo. Fue mi presidente durante veinte años y no me hizo nada. Pero en la vida hay que evolucionar. Hay cosas que se pueden entender mejor. No se trata de ser perfectos, pero sí mejores. No conozco a nadie que no pueda mejorar cada día”.

"Me niego a que un cargo imponga distancias, porque entiendo que yo siempre seré uno más"

La tarde, primaveral, invita realmente a pensar. Quizá por eso Chapado no sólo contesta. También pregunta y, al aire libre, explica que “las reuniones de las que se saca más provecho son dando un paseo, porque frente a una mesa se pierde mucho tiempo, la gente se despista más”. Así que no sería Chapado un presidente a la antigua usanza, “al contrario, yo no podría meterme en un despacho. Nunca lo he hecho. No me gusta perderme la realidad. Me niego a que un cargo imponga distancias, porque entiendo que yo siempre seré uno más. Hoy, ayer y mañana, toda la vida. Recuerdo aquella vez que me pusieron a una secretaría y una de las cosas que me dijo es si quería que me trajese un café y le contesté que no, que se lo iba a traer yo a ella y se quedó tan sorprendida que me dijo, “no, ¡por favor!”. Tuve que hacerla ver que yo sólo era un compañero más con la diferencia de que a mí me pagaban más porque tenía más responsabilidad, sólo eso, pero ¿dónde se ha visto que un jefe no pueda llevar un café? No, de ninguna manera”.

Sin dinero negro

Las emociones toman la palabra en esta vieja pista de la Ciudad Universitaria que nunca será vencida por su pasado. “No se recuerda lo que se gana, sino lo que se siente”, explica Chapado, propietario de historias distintas como aquella de los Juegos de Sidney cuando fue eliminado con tres nulos y nada más terminar le dijo al periodista Ernest Riveras que “estaba muy contento, porque era así. Yo estaba muy contento con mi actuación”, recuerda hoy todavía. “En una condición física penosa, me lo había dejado todo, había arriesgado a fondo, había hecho en ese sentido los Juegos que soñaba; pero la gente se lió a criticarme, porque como con tres nulos podía decir eso… La diferencia es que mi honor había quedado a salvo”.

"Yo hubiese podido invertir miles de horas para aprender ópera y no hubiera llegado a nada. Sólo hubiese perdido el tiempo: uno ha de ser realista”

Hoy, Chapado aboga por ese tipo de atleta, con los pies pegados a la tierra, “porque entonces descubrirá que no es cierto que todo el mundo pueda hacer cualquier cosa. No es verdad. Yo hubiese podido invertir miles de horas para aprender ópera y no hubiera llegado a nada. Sólo hubiese perdido el tiempo: uno ha de ser realista”. Y en ese realismo del que habla Chapado claro que entran los disgustos.

"Aquí hay que inventar para conseguir dinero, que es el número uno de los recursos. Pero no me refiero a dinero negro, no creo que lo haya habido en el atletismo ni lo vaya a haber"

“Máxime en un deporte como el atletismo en el que debemos tener la valentía de medirnos, de planificar objetivos. Siempre digo que todo lo que no se mide no existe. Por lo tanto, debemos exponernos. Nadie nos va a garantizar el éxito. Nadie va a impedir que no cometamos errores, pero si somos capaces de observar, escuchar o aprender…., ¿por qué no vamos a estar ahí? Creo que tengo suficientes contactos, incluso, a nivel internacional”, añade Raúl Chapado, soñador despierto (“creo en un Museo del atletismo español”), gente práctica, “las cosas que no tienen fecha no se terminan” y ajeno a confundir a la Federación de atletismo con un funcionariado, “porque no puede ser así. Aquí hay que inventar para conseguir dinero, que es el número uno de los recursos. Pero no me refiero a dinero negro, no creo que lo haya habido en el atletismo ni lo vaya a haber”.

“Mientras exista la ambición humana, no se acabará con el dopaje; nuestro objetivo, por lo tanto, es minimizarlo”. Y eso son cosas que ni siquiera la historia, esta vieja pista de ceniza de la Ciudad Universitaria, puede contestar. “Porque la vida es así”, termina Raúl Chapado.

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