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Cuenta atrás para el vuelco histórico de la banca española

La obligatoriedad de convertir las cajas en bancos va a provocar un terremoto en el sector financiero y una oleada de fusiones

VIRGINIA ZAFRA

El sector financiero español está cambiando por minutos. En menos de un mes, puede no ser ni la sombra de lo que es ahora. La obligatoriedad de convertir las cajas en bancos que está ultimando el Gobierno va a ser un terremoto de consecuencias impredecibles, aseguran varios expertos del sector financiero, que recuerdan que este proceso supone dar la vuelta como un calcetín a la mitad del sistema financiero español. Es un proceso histórico en España, quizá sólo comparable con la reestructuración profunda que vivieron los bancos a finales de los setenta y principios de los ochenta.

Pero en realidad no sólo afecta a las cajas, también supone un gran revuelo para los bancos, que a partir de ahora podrán comprar de verdad cajas (reconvertidas en bancos), algo que han pedido durante décadas y que nunca consiguieron. Los expertos tienen claro que si el Gobierno impone a partir del próximo viernes la conversión de las cajas en bancos, el mismo fin de semana comenzarán a moverse los ejecutivos para tantear las posibles fusiones que se puedan ejecutar. 'Ahora está todo el mundo parado, pero mirando expectante al resto. En menos de tres semanas comenzará el revuelo y todos empezarán a hablar con todos', aseguran desde un gran banco español y destacan que en este momento es muy difícil hacer quinielas de quién va a acabar unido a quién.

La necesidad de capital adicional que tienen las cajas para poder aprobar los inminentes test de estrés es la razón de que ahora tengan que convertirse en bancos, pero también esa falta de solvencia es lo que va a provocar esta nueva ola de concentraciones. Algunas de las fusiones que se han realizado ya tienen obviamente muchos problemas y necesitarán ayudas adicionales, bien sea de capital público o de apoyo de otras entidades con las que se fusionen. Tanto el Banco de España como el Gobierno prefieren no tener que aportar más ayudas del Estado y, como son conscientes de que en este momento es casi imposible captar dinero de inversores privados fiables, por eso son partidarios de las fusiones.

Aunque hay algunas operaciones con más posibilidades de salir adelante porque ya se han iniciado los primeros contactos (Banco Sabadell y CatalunyaCaixa, por ejemplo), casi cualquiera va a ser posible. Si el Gobierno se decide finalmente a imponer la conversión de las cajas en bancos, los gobiernos autonómicos ya no podrán negarse legalmente a las fusiones interregionales, con lo que la panoplia de novios se amplía notablemente. Y el hecho de que los bancos entren también en el juego eleva las opciones casi al infinito.

Un asesor de varias de las fusiones que se están acometiendo en este momento cita a Novacaixagalicia y a las cajas castellanoleonesas como las grandes candidatas a participar en este proceso, sin olvidar, obviamente a CatalunyaCaixa.

No obstante, la conversión de las cajas en bancos por imposición legal está todavía en el aire, aunque el Gobierno está firmemente decidido a hacerlo después de que el Banco de España se lo haya exigido prácticamente. El proceso tiene muchos detractores, entre ellos tan importantes como las comunidades autónomas y las propias cajas. Y además el Ejecutivo es consciente de que una transformación de este calado histórico debería contar con el apoyo de los grandes partidos, algo que todavía no tiene. El argumento que todos esgrimen es que la normativa aprobada la primavera pasada ya permite la conversión de las cajas en bancos, aunque no obliga a ella. La respuesta que se da desde el Ejecutivo y especialmente desde el Banco de España es que ya no hay tiempo para que las entidades anden escogiendo alguna de las tres opciones que ofrece la ley.

Las nuevas condiciones de los test de estrés se conocerán en las próximas semanas y entonces ya se podrá saber, a grandes rasgos, quiénes suspenden. Los que aparezcan en la lista estarán en serios problemas, y desde las autoridades económicas españolas se quiere evitar que haya nadie en esa situación, sobre todo porque la mala imagen que en el extranjero han dibujado de las cajas acaba perjudicando y mucho a la visión que se tiene del país, lo que castiga mucho a la deuda española en los mercados. Tomando como referencia los datos de las últimas pruebas de estrés, si la nota de corte se fija en un ratio de solvencia del 7% en las anteriores fue del 6%, suspenderían diez cajas y tres bancos, mientras que si se eleva al 8% no pasarían 20 entidades (cuatro de ellos bancos).

El Gobierno se encuentra por tanto en una difícil encrucijada. Por un lado tiene al Banco de España presionando para que el proceso se haga cuanto antes y por otro tiene a las cajas, a las comunidades y a los sindicatos negándose a esta reforma histórica que haría desaparecer definitivamente el modelo de cajas de ahorros.

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